Retos y aventuras
Los viajes de Salvador a la cima más alta de Panamá, el volcán Barú. (1994-2018).
Filo Machete, porque es filo donde se unen dos laderas de una montaña...esto es como en los 2,350 metros de altura sobre el nivel del mar, y desde allí se puede observar entre la flora de la montaña el pueblo de Paso Ancho, de donde parten la mayoría de las excursiones.. caminar en un sendero es exigente, es otro reto diferente
- Salvador Martínez
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- - Actualizado: 18/4/2018 - 04:53 pm
Este sábado 17 de marzo de 2018, a las 8:00 a.m., se inició la travesía hacia la cima del volcán Barú, en el ascenso #95, en 24 años, y el noveno viaje en lo que va de este año.
Siempre lo he manifestado, ninguna excursión se parece a otra y esta, la número 95, no fue la excepción. Planeada para salir a las 4:00 a.m., pero por causas fuera de mi control, empezamos el ascenso al Barú a las 8:00 a.m., por el sendero en los llanos, Paso Ancho, no sin antes pasar por la estación del Ministerio de Ambiente, para el registro de rigor.
Una vez Alejandro Piñango, Dilka Escobar y yo cumplimos con este trámite importante, el guardaparques nos dijo: “ya van 40 personas subiendo antes que ustedes”. Ya en el sendero, tomamos un atajo que nos reduce el camino como en 8 minutos, más adelante de nuestra excursión nos pasó un carro, donde iban siete personas, entre jóvenes y adultos, algunos de ellos eran bomberos, que avanzaron más de 1 kilómetro hasta quedar al borde de la montaña.
Después de caminar los dos primeros kilómetros, por cierto los más fáciles, nos detuvimos en el llamado Valle de Las Brujas, allí encontramos a la excursión de los bomberos y nos alcanzó otro grupo de seis personas más, eran del poblado de Volcán. Venían muy rápido, pero todos nos detuvimos allí para tomar una merienda; luego las otras dos excursiones se fueron y nosotros decidimos ir más lento porque lo importante es llegar.
Seguimos por el bosque de vegetación espesa, hasta llegar a la llamada loma de La 45, es denominada así por su inclinación en grados. La lateral de una montaña es la primera prueba de fuego para los excursionistas novatos, por lo general, después de subirla, empiezan a comentar que sus mochilas están pesadas.
A eso de las 11:00 a.m. llegamos al mirador de La 45, yo le llamo particularmente a este lugar Filo Machete, porque es filo donde se unen dos laderas de una montaña. Allí descansamos, comimos y nos hidratamos. Hay un rótulo que indica el nombre de la zona, mis excursionistas se tomaron fotos, esto es como en los 2,350 metros de altura sobre el nivel del mar, y desde allí se puede observar entre la flora de la montaña el pueblo de Paso Ancho, de donde parten la mayoría de las excursiones.
Después de unos 20 minutos retomamos la caminata rumbo a la cima, por unos 200 metros caminamos por un plano y luego subimos otros 300 metros más, para luego bajar por unos 25 minutos a un callejón o cañón, entre dos montañas, donde encontramos un pequeño pozo de agua dulce que proviene del interior del volcán Barú, este sirve de abastecimiento para los excursionistas, muchos le agregan pastillas de cloro para potabilizarla, otros sencillamente la toman. Ese maravilloso espacio también es usado para acampar. Ahí decidimos hacer otra pausa y observamos los letreros de advertencia de no tirar basura, pero es ignorado por muchos cochinos que tiran sus desechos por doquier. La gran cantidad de basura afea este pintoresco espacio, camino a la cima del volcán.
Continuamos nuestro peregrinar y a pocos metros, encontramos a tres excursionistas españoles y un francés, que iban recogiendo la basura que hallaban en el sendero, que algunos malos visitantes nacionales la botan sin contemplaciones.
Los excursionistas Alejandro y Dilka cada vez que ascendemos resienten lo empinado del camino, a pesar de que están acostumbrados a correr e ir al gimnasio, pero reconocen que caminar en un sendero es exigente, es otro reto diferente. El pozo de agua es la única fuente natural que existe en este sendero hacia la cúspide del Barú, y muchos turistas se abastecen del vital líquido aquí, al igual he visto aves refrescándose.
Lástima que, a pesar de que han colocado un letrero que dice "Zona de acampar, no tire basura”, a los cochinos no les importa. No cuidan la estética del lugar.
Continuamos con el trip #95, llegó la hora del almuerzo y nos detuvimos cuatro kilómetros más arriba, por unos 10 minutos, para comer. Luego retomamos la marcha por una especie de cañón entre dos montañas.
Antes de salir del bosque, le manifesté a Dilka: “en un rato te quitaré la mochila”, a eso como a las 3:00 p.m. y, efectivamente, llevaba mi mochila, como de 45 libras, unos 200 metros adelante, y regresaba a buscar la de ella, para que solo caminara. Así nos fuimos y salimos de la montaña, mientras que Alejandro cada vez se veía más agotado y se iba quedando atrás. Empezamos a escalar el área difícil de 4.7 km, y les dije: “aquí empieza lo bueno, a demostrar que se quiere de verdad ascender”.
Esa complicada parte del camino le decimos el “derrumbe”, porque hace unos 15 años ocurrió un deslave. Parafraseando a “El Señor de los Anillos”, les digo a mis excursionistas, vamos saliendo de la tierra media, en la zona que acabamos de dejar atrás, y por espacio de casi una hora no hay señal para los teléfonos móviles.
Empezamos a escalar y dejar atrás el senderismo, ya ubicados a 2,600 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente. Ya hay señal para el celular y mando un mensaje a mi grupo de emergencia, la ONG Fundación Sar, quienes me monitorean, tanto por teléfono como por radio.
Les digo: “vamos lento, la gente no es tan buena caminando como decían”. A 200 metros antes de un arenal le pregunto a Alejandro: “¿quieres que te ayude con tu maleta?”. En un inicio dudó y después accedió, solo pesaba como 25 libras, pero sus pocas condiciones físicas y la altura lo tenían en problemas.
Llegamos al letrero de 5K, está en el inicio de una zona escarpada que yo le digo “La Pared”, porque el terreno parece muy inclinado, aunque no lo es del todo. Hago relevo con las maletas, porque a unos 200 metros atrás viene otra excursión. Seguimos hasta El Mirador, que es un peñasco que sobresale a los 2,800 metros de altura y ya son las 4:00 p.m. Ambos excursionistas ya vienen cansados, mientras yo les llevo las maletas.
La otra excursión nos alcanza y nos combinamos con ellos, son siete, cuatro jovencitas y tres caballeros con el guía, nos dicen que son de la ciudad de Panamá, que es su primera vez y que la ruta es difícil. Yo seguí en mi afán de llevar 200 metros mi maleta y regresar por las de Dilka y Alejandro, vamos llegando donde está un cable de acero, que es utilizado por muchos para agarrarse y caminar mejor en el terreno arenoso, ya son las 5:00 p.m.
Cruzamos este sitio los dos grupos combinados y llegamos al lado de un picacho o la salida, a unos 200 metros del cráter. Eran las 6:00 p.m. El otro grupo llega al inicio del cable, en la bifurcación, para un lado el camino a las torres y el otro, al cráter. Ellos dicen que van directo a la cima, ya son las.6:20 p.m., oscurece como a las 7:15 p.m. Estoy muy cansado, les digo a mis compañeros que vamos al cráter para acampar y les sugiero que a las 5:00 a.m. subimos hasta las torres y a la cruz, pero Alejandro y Dilka me sorprenden y dicen que quieren ir de inmediato a las torres.
Les dije, bueno, sigamos, y calculaba que llegaríamos a ese destino como a las 7:30 p.m., pero arribamos casi a las 8:00 p.m., un total de 12 horas subiendo, tiempo de una excursión lenta. Ya en la cumbre más alta de Panamá, llegamos y acampamos junto a las antenas, donde habían dos excursiones más. A las 11:00 p.m. hice mi tradicional chocolate caliente para afrontar el frío que estaba en unos 5 grados centígrados, claro, acompañado de algo de comida que llevé.
Amaneció el domingo e hicimos nuestro desayuno, y nos preparamos para que ellos fueran a la cruz y sacaran sus fotos del recuerdo. Bajamos de las torres a la 1:00 p.m. y empezamos el descenso hacia Paso Ancho, por el mismo camino que nos había llevado a la cima del volcán Barú. El descenso es más rápido, pero tiene que hacerse con cuidado para evitar lesiones.
Llegamos abajo a las 6:20 p.m. Cuando veníamos por Filo Machete o La 45 y volvió la señal a mi teléfono móvil, tenía varios mensajes, entre ellos uno donde me informaban de una excursión que se extravió subiendo y sin guía, al final salieron por donde habían ingresado.
Estaba pensando ya que tendría que terminar de descender con mis dos excursionistas y subir nuevamente para ayudar a rescatarlos. Les recomiendo a todos ustedes lectores, que si intentan esta aventura, deben estar preparados físicamente y, además, ir acompañados de un guía experimentado.
Finalmente, llegamos, Dilka, Alejandro y yo, completando la ruta en mi viaje #95. Les costó mucho, pero van a recomendar a otros excursionistas, pero que vengan física y mentalmente preparados. Al final me agradecieron por mis servicios, que les parecieron excelentes.
Periodista y guía turístico de Tierras Altas.
Retos y Aventuras
Salvador Martínez
"Soy tan rápido, como el más lento en la excursión"
Nació en Chiriquí el 23 de julio de 1968, 49 años.
Licenciatura en Periodismo en la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi)
Es Guía turístico de Tierras Altas, miembro del grupo de Rescate SAR,
integrante de brigada forestal de Tierras Altas. Apasionado por el running.
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