¿Xenofobia o defensa de lo nuestro?
- Silvio Guerra Morales
Nada tengo en contra de ciudadano alguno que siendo extranjero mora en nuestro país. Nada tengo en contra de sus usos, costumbres, modos, formas de hablar ni de su folklore. Lejos de mi todo espíritu de xenofobia. Al final de cuentas, todos provenimos de un mismo Creador. Creo que Panamá, hoy más que nunca, acredita ser un crisol de distintos grupos étnicos. Grandes son los grupos o las comunidades de judíos, chinos, hindúes, griegos, árabes, y ya se empiezan a formar amplios grupos de venezolanos, cubanos, dominicanos, colombianos, etc.
Pero hay algo que no me agrada de algunos de esos grupos: implantan banderas y colores de sus símbolos patrios en toda nuestra geografía, como que pareciera existir en ellos un sentido de desplazar nuestra nacionalidad y nuestro nacionalismo. Han irrumpido en diversas esferas: en lo laboral, en lo profesional, en la banca, en la industria y hasta se comportan como los auténticos dueños de la Patria.
El día lunes de esta semana se me acercó una prestigiosa catedrática de la facultad de Humanidades y me formuló esta interrogante: ¿Dr. Guerra, es legal o no lo que están haciendo los colombianos en Panamá, que se están adueñando de las tierras, de los comercios, de las parrilladas, restaurantes, desplazan el tamal panameño por la bandeja paisa y el tamal de ellos, realmente sufro todo esto y quisiera me oriente, puede Usted hacerlo? Mi respuesta fue tajante: Mire Profesora en torno a lo legal, no creo que hayan impedimentos legales. Lo que sí puedo advertirle es que observo una inundación y eclosión terrible en nuestro medio de otros colores banderiles, formas y comportamientos que no son los de nuestra gente. Ella respondió: Pero bueno y qué de una sola bandera y un solo territorio en toda nuestra geografía? Añadí: ¡Cierto¡, pero ello no impide que desde la perspectiva jurídica lo hagan. Lo que legalmente está prohibido, para los que no están naturalizados como panameños, es que expresen opiniones políticas o que de alguna manera se entrometan o incidan en nuestros asuntos propios de la cosa nacional entendiendo por ello nuestra institucionalidad democrática, social, cultural, etc. Creo que por allí va la cosa, aseguró mi interlocutora y no cree Usted que efectivamente eso es lo que está aconteciendo en nuestro medio? Bueno, confieso que no fue nada fácil solventar esta inquietud de una preocupada académica universitaria; sin embargo, confieso que aún me siguen aturdiendo ciertas preocupaciones nacidas al fragor de la consulta que guardan relación con: el fraccionamiento y la quebradura perversa de nuestro nacionalismo; la pérdida del sentido de lo nacional por parte de no pocos panameños; del menoscabo de nuestra nacionalidad y de nuestros grupos nacionales; la no consolidación o la no definitividad del ser nacional y la proyección de un Estado panameño que aún no da muestras de su perfeccionamiento institucional. Quedará pendiente una investigación de mi parte sobre este tema.
Queda abierto el debate serio y objetivo.
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