Corredores con pies de barro
- Gabriel J. Perea R.
- - Publicado: 27/4/2008 - 04:34 pm
Panamá anhela convertirse en la perla latinoamericana, capital de negocios, ser un destino turístico irresistible y, entre otras cosas, albergar la soñada morada que cientos de jubilados pudientes de diversas latitudes desean para disfrutar un retiro dorado. Semejante combinación de generadores de riqueza repercutiría en beneficios económicos que nos permitirían catapultarnos en la corriente del desarrollo de los grandes jugadores de la economía.
Eso suena muy prometedor y muchos de los acontecimientos actuales nos presagian que se está conduciendo en la dirección correcta para lograr el milagro. Se está construyendo la cinta costera, se está rehabilitando la carretera Panamá-Colón, la expansión del Canal de Panamá está viento en popa, las construcciones de gigantescas moles de concreto inundan la ciudad, se construyen diversos lugares de esparcimiento en toda la geografía nacional. Y de una forma y otra, con aciertos y desaciertos, con inconformidad o no de la población que no siente que este desarrollo les esté llegando y que mucho menos la riqueza generada se está distribuyendo de forma equitativa, las ruedas del progreso avanzan.
Pareciera un escenario en el cual sólo hay que ser perseverantes, a pesar de los gobernantes de turno, para que Panamá deje ser otra república bananera; sin embargo, hay detalles que no están siendo atendidos. Toda economía fuerte descansa en factores que no se dejaron al azar. Las grandes economías atendieron los problemas puntuales antes de poder emprender la carrera del desarrollo.
El desarrollo económico se sostiene en su clase trabajadora, la cual necesita condiciones básicas para poder ejercer el rol que se espera. Todo trabajador necesita educación para brindar una mano de obra capacitada. Se necesita que esa masa trabajadora pueda trasladarse cómoda, segura, rápida y eficientemente desde sus hogares a los centros de trabajo; y lo más importante, se necesita que el trabajo sea remunerado de manera que se puedan satisfacer las necesidades básicas.
Esos tres factores son nuestros principales derroteros para emprender la carrera. Tenemos un sistema educativo obsoleto, donde lo memorización prevalece sobre el análisis y la creatividad. Tenemos un sistema de transporte público colapsado y que es una trampa de muerte y que traslada diariamente una masa trabajadora agotada a los centros de producción. Tenemos trabajadores que reciben una remuneración que no les servirá para cubrir sus necesidades causando frustración y baja productividad.
Si esos factores no son atendidos con la importancia necesaria, sólo estamos esperando presenciar una carrera donde nuestros corredores serán los que no podrán atravesar la pista con pies de barro.
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