Presentan traducción de la Biblia al idioma emberá
Dos hombres separados por la distancia cultural y generacional lograron unirse por la pasión de un proyecto de fe: traducir la Palabra de Dios a emberá. Según la Unesco, cada 15 días muere un idioma en el mundo, y el emberá está en riesgo. De allí la importancia de dejar literatura para la posteridad.
- Adiel Bonilla ([email protected])
- - Actualizado: 18/4/2014 - 08:23 am
En 2012, el estadounidense Dick Scott recibió cortesía de sala ante el Congreso General Emberá. Aunque la mayoría de los delegados no eran cristianos, les preguntó en emberá: “¿Desean que su idioma desaparezca?”. ¡No!, fue la respuesta contundente. “Entonces deben aprobar esta Biblia, que ayudará a la difusión del emberá entre su pueblo”. Con ese argumento, los convenció.
A dos años de la histórica aprobación, pude reunirme con el afable gringo. Le pregunté ¿por qué la versión de la Biblia que van a presentar esta noche no lleva su nombre y el del panameño que le ayudó a traducirla a emberá? “Es una buena pregunta, hermano”, me dijo antes de responder: “Simplemente porque yo no soy el autor de este libro. El Espíritu Santo lo escribió y nosotros solo somos los traductores”.
1960.
Se inicia la misión
Todo empezó ese año. El joven misionero Dick Scott (el mismo gringo del primer párrafo) se había preparado para trabajar en temas lingüísticos. Estudió algo de español y mucho francés, porque pensaba que sería enviado a África.
Pero cuando llegó el momento, el encargado -de nombre José- le hizo una introducción que podría desanimar a cualquiera...
“Mira, Dick, Darién es uno de los lugares más abandonados de Panamá. Sin vías de acceso, agua potable, y muchas enfermedades como sarampión. Pero allí hay indígenas que necesitan conocer de Dios, necesitan una iglesia y no tienen Biblia. ¿Quieres ir y traducir una a su idioma?”.
Con 23 años, Dick Scott aceptó el desafío. Y con su primer pago mensual (de $120), compró algunos víveres y fue a la selva.
Se supone que su modesto dominio del español le ayudaría, pero en la comarca Emberá-Wounaan casi todos hablaban su dialecto y eran muy tímidos.
Estaba determinado a aprender el lenguaje indígena, pero necesitaba también ayuda para crear las bases del proyecto de traducción de la Biblia.
Los ojos de Dick brillaron cuando me contó que Dios ya tenía preparado a José Cabrera, un indio lo suficientemente extrovertido y paciente para meterse en el lío de enseñarle emberá y trabajar juntos en la traducción del primer libro de la Biblia en emberá: el Evangelio según San Marcos.
No fue sencillo. Les tomó 8 años de trabajo, y todo escrito a mano. Dick debió avanzar poco a poco con consultas a José mientras este atendía sus animales y sus sembradíos, o en viajes en piragua hacia otros pueblos. Pero José colaboraba de buena gana.
1973.
Se inicia la duda
En ese año, Scott regresa a Estados Unidos. Ya tenía esposa y un hijo, y debía continuar su vida... ¡pero su sueño de la Biblia en emberá se quedaría con él!
Para ese tiempo ya la Sociedad Bíblica les había impreso San Marcos. Y junto a José, trabajaba la traducción de Timoteo.
Dick logró también una visa para que José Cabrera viajara esporádicamente a EE.UU. y continuar allá el proyecto. Pero a una de esas citas no llegó. Preocupado, Dick llamó a Panamá. Le dijeron: “José Cabrera tuvo un derrame y murió”.
“Mi sueño se acabó. Mi ánimo se derrumbó”, me dice en tono reflexivo, mientras agrega que hasta se enojó con Dios. “¡Tú no sabes lo que haces! ¿Cómo me pones a trabajar por 15 años y después me quitas al ayudante?”, reclamó al Señor.
1979.
Se inicia el relevo
Lo siguiente es una historia que debe aceptarse por fe. Dick Scott asegura que la respuesta divina a sus frustraciones y cuestionamientos fue la certeza de que Dios le daría un ayudante “aun mejor que José”.
Así que regresó a Panamá y fue hasta la comarca Emberá. Lo siguiente que me relató Dick requiere todavía más fe para aceptarlo como real. “Vi a un chico de 16 años tirando machete en el campo y escuché -clarita- la voz de Dios: ese es el que continuará la tarea”.
Se trataba de Ricardito, uno de los 14 hijos del difunto Cabrera, que incluso Dick había visto nacer cuando vivió entre los emberás. Y en efecto, Ricardo Arturo Cabrera, hoy un reconocido líder comarcal y religioso, fue quien culminó junto a Scott la traducción del Nuevo Testamento al emberá.
No fue sencillo. Les tomó 35 años más de trabajo.
“Al inicio llegué a sentir que era un retroceso porque Ricardo era solo un muchacho y había palabras en emberá que yo ya conocía, pero él -que se supone que era el hablante nativo- ni siquiera las sabía”, me comentó entre risas Dick.
Pero a diferencia de su padre, Ricardo tenía 9 grados de formación escolar y a inicio de la década de 1980 era soltero y trasnochador.
Lo de soltero significaba que no tenía compromisos que le impidieran viajar a EE.UU. por temporadas de hasta 1 año completo.
Y lo de noctívago es porque tanto Dick como Ricardo no percibían un salario por esta tarea y se ocupaban de la traducción de la Biblia con recursos propios y en su tiempo libre.
2014.
Se inicia otra tarea
Luego de 54 años y muchos viajes en ambas direcciones (EE.UU. y la comarca Emberá), así como miles de horas de trabajo voluntario, el 28 de marzo de este año se realizó en la comunidad indígena de Bayamón el servicio religioso de dedicación y entrega de la primera Biblia escrita en idioma emberá.
Fue aquella noche que pude hablar con Ricardo Cabrera. Y a él le dejo la última palabra. “La labor de mi amigo Dick Scott ya terminó, pero la mía, de difundir la Biblia entre mi gente, apenas empieza”.
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