Editorial
Dependientes
- Publicado: 26/11/2014 - 12:00 am
Nunca fueron independientes. Convirtieron la oposición democrática en una actividad lucrativa. Ahora han destapado la meta que buscaban. Se han puesto al descubierto. Son servidores públicos del gobierno de Juan Carlos Varela, con jugosos sueldos, como pago a sus críticas contra el gobierno de Ricardo Martinelli.
Hemos publicado sus nombres, fotos, cargos públicos, para que los panameños identifiquen para siempre a los oficialistas disfrazados como independientes que engañaron al pueblo al presentarse como representantes de la sociedad civil, grupos ecológicos y movimientos independientes. No denuncian las constantes infracciones contra el Estado de Derecho. No dicen nada ante las pruebas del contubernio del gobierno panameñista contra el PRD. No reclaman la eliminación del PAN porque están comiendo tortas y michitas aderezadas con la misma harina del nepotismo burocrático y el desgreño administrativo.
Son los mismos que acudían a la televisión y a los diarios oficialistas para formular denuncias que no eran otra cosa que parte de la campaña de desprestigio contra el anterior gobierno. Son los mismos elegidos para desempeñarse como panelistas de programas televisivos de oposición que hoy muy pocos ven por su barniz oficialista. Son los mismos que salieron a la Cinta Costera para exigir cárcel para todos como energúmenos, mientras esperan que los contraten en la Controlaría, Procuradurías, en vacantes del Tribunal Electoral, puestos diplomáticos o en cualquier posición que pague sus servicios.
La fuga masiva de los sedicentes independientes a la planilla oficial deja vacantes los puestos que detentaron como miembros de la sociedad civil. Esta es la ocasión para que la sociedad civil se libere de farsantes y encare las reclamaciones ciudadanas con independientes de verdad.
La independencia de enjuiciamiento no puede ser una plataforma transitoria, mucho menos subordinada a las ambiciones burocráticas de independientes apócrifos. No puede ser una tronera de tipo político para denigrar a un partido de gobierno y construir méritos para lucrar contra otro partido de gobierno. La percepción ciudadana es que el Gobierno ha comprado a los que se llamaron independientes y solo son opositores profesionales debidamente remunerados.
Los periodistas al servicio del Gobierno no tienen excusas. Traicionaron a la opinión pública, al aflorar que, en realidad, cumplían objetivos políticos, deformando una profesión que debe ser independiente y objetiva. Obedecieron a dos amos: al propietario del medio y al gobierno panameñista. Ante las evidencias de esta execrable distorsión, han perdido influencia en la comunidad panameña. Pertenecen al conglomerado político que fue derrotado en las segundas elecciones en Los Santos y Coclé. No obstante, sus campañas para difamar a los diputados de Cambio Democrático y apoyar a los candidatos coaligados por el oficialismo, los electores no les hicieron caso y votaron contra sus recomendaciones.
Por otro lado, las informaciones violan la reserva de los sumarios; a las marchas van los mismos conocidos de siempre. Los televidentes ven las mismas imágenes en los mismos canales en los que se describe hasta el color de muebles, cortinas y sábanas de las residencias allanadas por los fiscales. ¡Qué tal coincidencia!
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