Editorial
Incongruencias
Las nuevas tarifas de energía eléctrica convertirán en puré el control de precios del gobierno panameñista. Los puntos de venta, sobre todo minisúper y abarrotes, cargarán con
- Publicado: 22/7/2014 - 12:00 am
Las nuevas tarifas de energía eléctrica convertirán en puré el control de precios del gobierno panameñista. Los puntos de venta, sobre todo minisúper y abarrotes, cargarán con el incremento de la factura de electricidad, aumentarán sus costos y disminuirán las utilidades restringidas por la rebaja artificial de precios.
Los economistas afirman que el régimen varelista puso la carreta delante de los bueyes. Primero se debió medir el impacto del aumento de las tarifas sobre los precios de los productos alimenticios y después regularlos; pero se hizo al revés. Otra incongruencia económica que resalta mucho más la motivación populista y el engaño del decreto dictado por el presidente Juan Carlos Varela.
El gobierno conocía que el porcentaje del subsidio al consumo de luz bajaba año tras año y que el impacto económico iba a ser mayor. Sin embargo, ahora maquilla la realidad de la rebaja del subsidio con otra medida de raíz política, y decreta que el 80% de los consumidores sufrirá un aumento solo del 5%.
Es una reacción desesperada para contener la realidad de la baja de los subsidios. El resto de los que consumen más de 400 kilovatios soportará la eliminación del subsidio y afrontarán el incremento de las tarifas no subsidiadas, es decir, el contingente más numeroso de tiendas de venta de alimentos que tienen sistemas de congelamiento encendidos 24 horas del día.
Las disposiciones remarcan la improvisación de los controles de precios dictados sin estudios técnicos, sin consultas con productores, comercializadores y consumidores. El ministro de Economía, Dulcidio de la Guardia, y el secretario de Energía no pueden escurrir el bulto de la improvisación al reconocer que es inevitable el aumento de las tarifas debido a que el subsidio sobrepasa los 300 millones el monto presupuestado.
La comisión formada a la carrera no pudo ocultar la realidad de los subsidios descendentes y su limitación. Si observamos el panorama, se descubre que el actual gobierno únicamente tuvo eslóganes políticos de campaña electoral, pero que carece de programas fundados en estudios técnicos. Fueron sorprendidos por el inesperado resultado de los comicios a nivel presidencial que algún día se conocerá qué motivos legales o no los produjeron.
Hasta ahora se limita a darle contras al gobierno de Ricardo Martinelli, simplemente porque se siente obligado a desmontar el andamiaje estatal, pero no puede evadir el gobierno panameñista que participó en el anterior gobierno y es responsable, para bien o para mal, de lo que aconteció en el periodo 2009-2014.
En la campaña se comprometió a continuar las obras emprendidas y a respetar, por ejemplo, la estabilidad de los empleados públicos y a indemnizar en forma inmediata a los que fueran despedidos por causa justificada o no. Está haciendo lo contrario: la aplanadora panameñista reparte cartas de despedida a lo que no huela a panameñismo para reemplazarlos con gente de la camiseta morada, o con ministros sin trayectoria en la administración pública. Espacio privilegiado cede a empleados de cierto grupo económico que donó dinero como una inversión redituable. ¿Dónde está la transparencia? ¿Dónde está la independencia de los grupos económicos? ¿Qué se hizo de una gobernabilidad pactada con políticos mañosos del PRD?
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