Editorial
Oscuridad
La postergación del anuncio sobre las nuevas tarifas de luz dejó en la oscuridad a los panameños. La carencia de decisiones se apunta como una de las
- Publicado: 24/7/2014 - 12:00 am
La postergación del anuncio sobre las nuevas tarifas de luz dejó en la oscuridad a los panameños. La carencia de decisiones se apunta como una de las características más deprimentes del gobierno panameñista. Postergaron la revelación porque el presidente Juan Carlos Varela teme el impacto negativo en el control de precios. Bajará el porcentaje de las ganancias por las ventas de los artículos regulados como consecuencia de la incidencia económica del alza de la factura de la luz, sobre todo en las tiendas de chinitos, colocadas al borde del colapso.
El gobierno está en una encrucijada: o aumenta las tarifas de luz al consumo por encima de los 400 kilovatios o amplía el subsidio en una medida de tipo político, en circunstancias difíciles del fisco. La conferencia de prensa convocada en Las Garzas fue el parto de los montes: defraudó las expectativas de empresas y consumidores, presentando un ratón de dispositivos administrativos menores.
Tampoco hubo decisiones sobre el deficiente servicio del transporte de Mi Bus. Cuando se esperaba que se rompiera el contrato con la empresa, el ministro de Gobierno, Milton Henríquez, dijo que seguirían dialogando para evitar la demanda contra el Estado. Todo continuará igual: los usuarios quejándose por las demoras de los buses y el gobierno alargando la solución definitiva al problema. En la situación de los indultos a policías involucrados en la muerte de los menores de edad no quiere enfriar la papa caliente. Para no malquistarse con la policía le da largas al asunto de los indultados uniformados, que afirmó iba a anular.
Frente a los callejones de salida que va construyendo por su irresolución, el gobierno recurre a estrategias desgastadas, como a encuestas contratadas para elevar a cerca de 90% la aprobación gubernamental; y el desempolvamiento del fiasco del florista que reclama pagos de millones por la venta no realizada del terreno de Paitilla. Como escasea el pan nos da circo para que el pueblo mire hacia otros lados.
Las aguas bajan turbias en el río La Villa y los azuerenses se niegan a beberla porque desconfían de los tóxicos políticos que acreditan su consumo sin problemas de la salud. La desconfianza se sigue agrietando por doquier debido a la falta de iniciativa para resolver las cosas. El Ministerio de Trabajo no interviene con firmeza para mediar en la huelga de trabajadores de la ampliación del Canal. Pero el mandatario no pierde misas, procesiones, festivales, aniversarios pueblerinos para marcar presencia personal y supuestamente captar simpatías populares.
Los organismos financieros exigen al gobierno que continúe elevando las tasas de crecimiento económico. No se ven señales concretas de nuevas inversiones. Los colonenses rechazan la basura de Tocumen, mientras sin licitación se ha contratado a una nueva empresa de incineración de desechos. La nueva dirección del aeropuerto, a cargo de un miembro de la familia del poder económico más influyente, anuncia la gran noticia de que, por renuncia de la empresa privada del servicio, asumirá la administración directa del estacionamiento.
Así van acumulándose los problemas. Un político afirmó que hay problemas que no logran resolverse y problemas que tienen una comisión para dar la apariencia de solución. El nuevo régimen panameñista nada hasta ahora entre estas dos aguas.
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