Remembranzas, ayes y búsquedas
Estampas del Panamá de ayer y mucho de esa desdibujada identidad de los istmeños y los latinoamericanos queda de relieve en la obra teatral 'Esos que siempre fuimos otros'.
- Rosalina Orocú Mojica
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- - Publicado: 30/4/2017 - 12:00 am
En lo que es una deliciosa, interesante, impactante, elegante e innovadora manera de transportar al pasado a la audiencia, a través de la puesta en escena de "Esos que siempre fuimos otros", Teatro Carilimpia demuestra una vez que el teatro alternativo sigue trabajando con esmero, demostrando creatividad y apostando por ese bien ganado sitial en Panamá que cada día le gana más adeptos.
Con dirección de Diego Fernando Montoya y la actuación de Maritza Vernaza, Mariela Aragón Chiari y Alba de Obaldía, "Esos que siempre fuimos otros", ha estado en cartelera casi un mes. Hoy a las 7:00 p.m. en Casa Góngora es la última función.
En este extraordinario montaje hay mucha melancolía. Por lo vivido y lo no vivido, por lo soñado y lo no concretado, por esas pequeñas y grandes vivencias que dejaron huellas en el corazón y la mente, huellas visibles e invisibles, por amores fallidos, por las despedidas, por aquello a lo que hubo que renunciar, por heridas que aún están abiertas, por los momentos bellos y los no tan bellos, por los dolores y las alegrías, por hambres no satisfechas.
El público queda cautivado desde el principio con esta obra teatral donde tres mujeres haciendo uso de su talento para la actuación interpretan a tres mujeres que cuentan sus historias. Pero, a la par, múltiples historias, como numerosos son los personajes que les corresponde interpretar a los teatristas en su carrera artística, donde se meten en la piel de otros y viven otras vidas en cada presentación. Con pasión.
Los recuerdos, cuando acudían a la mente de cada una de las protagonistas, lo hacían en tropel. Asimismo, los sentimientos tocaban al unísono las puertas del corazón y exigían salir primero. El espectador no puede evitar sentirse hermanado, conquistado por las protagonistas luego de acompañarlas en esta travesía, de ser testigo de esa catársis, donde a unos más a otros menos, hay tanto que le resulta familiar.
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