Literatura Mario Vargas Llosa recibió Doctorado ‘Honoris causa’ en Lisboa, Portugal.
Resalta papel crítico y social del escritor
El nobel de literatura 2010, el peruano Mario Vargas Llosa, fue hoy nombrado doctor honoris causa por la Universidad Nova de Lisboa, ante la que defendió la literatura como arma para combatir los demonios y males de la sociedad.
El nobel de literatura 2010, el peruano Mario Vargas Llosa, fue hoy nombrado doctor honoris causa por la Universidad Nova de Lisboa, ante la que defendió la literatura como arma para combatir los demonios y males de la sociedad.
- Lisboa ( EFE)
- - Publicado: 24/7/2014 - 12:00 am
Obras y premios
- Mario Vargas Llosa es autor de cerca de 40 obras, como “Conversación en La catedral” (2010/1969), “El sueño del Celta” (2010), “Travesuras de la niña mala” (2006), “La fiesta del chivo” (2010), “El pez en el agua” (1993), “La guerra del fin del mundo” (1981), “La tía Julia y el escribidor” (1977), “Pantaleón y las visitadoras” (1973) y “La ciudad y los perros” (1962).
- Ha sido objeto de numerosas distinciones y ha ganado además del Nobel (2010), los siguientes galardones: Premio Miguel de Cervantes (1994), Premio Planeta de Novela (1993), Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1986), Premio de la Crítica de Narrativa Castellana (1967), Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos (1967), Premio de la Crítica de Narrativa Castellana (1964) y Premio Biblioteca Breve de Novela (1962).
El nobel de literatura 2010, el peruano Mario Vargas Llosa, fue hoy nombrado doctor honoris causa por la Universidad Nova de Lisboa, ante la que defendió la literatura como arma para combatir los demonios y males de la sociedad.
El escritor latinoamericano reivindicó en su discurso el compromiso cívico del escritor y el papel de la literatura como una herramienta para espolear el espíritu crítico de los ciudadanos.
En su discurso, reflexionó sobre la polémica abierta entre autores contemporáneos que opinan que la literatura consiste en un entrenamiento y placer y que otorgarle una función política puede resultar arrogante, frente a aquellos más anticuados que ven en este arte un significado más social.
Vargas Llosa se identificó con este último grupo y defendió que con las palabras se puede influir en la historia y la pérdida de este objetivo en la obra literaria empobrecería la sociedad. En su opinión, ese poder de la ficción literaria se manifiesta en especial en dictaduras y gobiernos que buscan el control de la cultura como un mecanismo de constricción social.
La literatura es aparentemente inofensiva, señaló, pero esas músicas creadas con palabras son las responsables de denunciar que la realidad está mal hecha y de mantener vivo ese espíritu de insatisfacción en la sociedad.
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