El estrés puede provocar a largo plazo un infarto
Un estudio a cargo de expertos de Harvard asoció la actividad de la amígdala, la región del cerebro que controla las emociones, con las enfermedades cardiovasculares. Por qué para los especialistas la presión psicológica debe ser considerada un factor de riesgo
- Actualizado: 16/1/2017 - 03:32 pm
Muchas veces no tomamos en cuenta nuestro ritmo de trabajo, el cual sometemos a constante estrés diario. Pero deberíamos tener presente que si esto se vuelve algo constante, corremos gran riesgo de sufrir un infarto.
El estrés consiste en un conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al cuerpo para la acción, un proceso que se transforma en una preocupación cuando supera los límites aceptados por el organismo. En la comunidad científica es sabido desde hace tiempo las consecuencias de la condición sobre el corazón. Sin embargo, hasta el momento poco se conocía de los mecanismos de esta relación.
Aunque muchos estudios asociaron a la presión psicológica con deficiencias cardíacas, ninguno halló la causa real. La incógnita puede estar en una reciente investigación a cargo de expertos de la Universidad de Harvard (EE.UU.), que vinculó el efecto del estrés constante en una zona muy profunda del cerebro con un mayor riesgo de padecer ataques cardíacos.
Puntualmente para los científicos, quienes presentan una mayor actividad en la amígdala, la zona de los lóbulos temporales que procesa las emociones, tienen más posibilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares. De acuerdo a los especialistas, la patología es un factor de riesgo igual de importante que el tabaco o la presión arterial.
Los investigadores sugirieron que la amígdala envía señales a la médula ósea para producir más glóbulos blancos y estos, a su vez, actúan hacen que las arterias se inflamen, lo que finalmente provoca ataques cardíacos. De esta manera, la parte del cerebro que procesa las emociones, cuando está en una situación de estrés, puede dar inicio a problemas cardiovasculares.
El trabajo demuestra la necesidad de acciones para el control del estrés, que afectarán de manera significativa en la salud y la supervivencia de las personas. Aunque sus conclusiones necesitan confirmación, los autores dijeron que el hallazgo puede ayudar a encontrar nuevas formas de reducir el riesgo cardiovascular siempre y cuando se lo equipare en la consideración de los factores de riesgo.
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