Una joven cuenta lo difícil que fue su travesía desde Honduras hasta Estados Unidos
Ruta hacia el norte es la ‘pesadilla’ de los menores
Violaciones, asaltos, hambre y frío es la “pesadilla espantosa” que viven los menores centroamericanos a su paso por México hasta llegar a Estados Unidos, según relata en Miami una adolescente hondureña que “nunca más” repetiría el viaje.
Violaciones, asaltos, hambre y frío es la “pesadilla espantosa” que viven los menores centroamericanos a su paso por México hasta llegar a Estados Unidos, según relata en Miami una adolescente hondureña que “nunca más” repetiría el viaje.
- Miami (EFE)
- - Publicado: 10/7/2014 - 12:00 am
Obama pide $3,700 millones para migración
- El presidente Barack Obama pidió el martes al Congreso $3,700 millones en fondos de emergencia para hacer frente a una crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos, donde miles de niños han entrado solos al país sin autorización en un drama humano que está causando una tormenta política en Washington y otras partes.
- Obama planea ir a Texas en un viaje preparado principalmente para recaudar fondos para los demócratas, pero que ahora incluye una reunión sobre inmigración con líderes religiosos y locales en Dallas. No obstante rechazó los exhortos del gobernador republicano Rick Perry para visitar la frontera.
Realidad
- 50,000 menores centroamericanos han llegado en los últimos meses solos a Estados Unidos.
- 17 de julio un grupo de menores tendrá su primera audiencia para tratar su sus casos.
Violaciones, asaltos, hambre y frío es la “pesadilla espantosa” que viven los menores centroamericanos a su paso por México hasta llegar a Estados Unidos, según relata en Miami una adolescente hondureña que “nunca más” repetiría el viaje.
Ana, nombre ficticio de una joven hondureña de 17 años, relata la angustiosa travesía que, como ella, más de 50,000 menores centroamericanos han realizado, muchos de los cuales no lograron sobrevivir.
Amenazada de muerte en Honduras y escarmentada por el asesinato de su hermano a manos de las pandillas, se armó de valor para enfrentarse a un viaje con “agotadoras jornadas de hambre y frío” para llegar a Estados Unidos “en busca de la libertad”.
Lo peor, sin embargo, llegó casi al final del camino: la joven fue violada en México por unos desconocidos, un drama que “jamás había imaginado” y que quedará grabado en su mente “para siempre”, sin posibilidad de justicia.
Al llegar “a una cabaña oscura, escondida entre las montañas y donde solo se escuchaban voces de hombres”, el grupo con el que viajaba desapareció y ella se quedó sola.
“Estaba muy temerosa porque cuando llegué presentí algo, pero le pedí a Dios que no me fuera a pasar nada malo. Estaba nerviosa y tenía mucho miedo. Quería gritar y decir algo, pero me amenazaban”, confiesa Ana, al borde del llanto.
Ana no pudo “dar información” de los violadores a las autoridades porque no sabía “nada de ellos”. “Solo sé que me violaron en México, que me agarraron, fue algo terrible”.
Tras esa noche “espantosa” en México, logró cruzar el río Grande hasta encontrarse con la Patrulla Fronteriza, reconoce que los agentes la trataron “muy bien” y la trasladaron hasta la localidad de Casa Antigua, en Texas, en el sur de EE.UU., donde ya se sintió “a salvo”. Pero el hecho de haber arriesgado su vida en esta travesía puede haber sido en vano: Ahora, como tantos otros miles de niños, se enfrenta a la deportación.
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