Campesinos dejan la tierra para unirse al narcotráfico
Las organizaciones criminales están utilizando a los campesinos pobres de la región fronteriza entre Panamá y Colombia, para la movilización de la droga.
Las organizaciones criminales están utilizando a los campesinos pobres de la región fronteriza entre Panamá y Colombia, para la movilización de la droga.
- Antonio Pérez M. ([email protected])
- - Actualizado: 28/7/2014 - 06:35 am
- 4 mil dólares mensuales podría ser el salario de un cargador de droga en la región limítrofe con Colombia.
El frente 57 de las Farc, un cuerpo armado que está herido de muerte
- Que lo digan las autoridades uniformadas de Colombia demuestra la realidad de un secreto a voces. El frente 57 de las Fuerzas Armas Revolucionarias de Colombia (Farc), por lo menos en la lado fronterizo con Panamá, ya no tiene ningún tipo de representación. El brigadier general, Jorge Luis Vargas Valencia, director de Inteligencia de la Policía de Colombia, aseguró que este grupo, que en otrora sembraba el terror en la frontera común de ambos países, en estos momentos está desequilibrado. Eso se debe a los golpes precisos y contundentes que el Senafront le ha propinado a esta organización de irregulares. Para el director del Senafront, Frank Ábrego, antes los nacionales panameños tenían que pagar por movilizarse en estos lugares para realizar trabajos de agricultura y pesca. Indicó que con los operativos se logró desmantelar campamentos y todo tipo de sitio de descanso que usaban estos insurgentes.
Las organizaciones criminales están utilizando a los campesinos pobres de la región fronteriza entre Panamá y Colombia, para la movilización de la droga.
El dato se desprende de un informe de inteligencia realizado por el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), en conjunto con las autoridades uniformadas de Colombia.
El problema es tan grave, que fue uno de los temas centrales de las conversaciones que sostuvieron los presidentes de ambos países, Juan Carlos Varela y Juan Manuel Santos, comentaron oficiales de las entidades de seguridad de Colombia y Panamá.
La razón es porque los campesinos ya no están sembrando comida o lo están haciendo muy poco, para dedicarse a la movilización de droga.
El director del Senafront, Frank Ábrego, da crédito a ese informe de inteligencia y agregó que se trata de estrategias del crimen organizado para evadir la presión que le han montado las autoridades de seguridad en esa región del país.
Para tener una idea, explicó Ábrego, la paga que reciben estos campesinos es muy buena, ya que en cuatro días pueden ganar lo que obtendrían en un año, trabajando la tierra, limpiando lotes con machete o sembrando yuca.
En detalles, estos campesinos reciben de las bandas criminales entre 700 y 1,000 dólares por transportar en mochilas 10 kilos de cocaína, por la frontera desde Colombia hacia Panamá; ese viaje puede tardar hasta cuatro días en realizarlo.
La información de inteligencia, que es producto de las recientes incautaciones de drogas, revela que esta labor se ha venido realizando desde el año pasado.
Recientemente, el fiscal primero de Drogas, Javier Caraballo, explicó que los grupos dedicados al tráfico de drogas ya no están transportando grandes cargamentos de estupefacientes, debido al blindaje que han establecido las autoridades en los diferentes puntos de acceso al país.
Detalló en su momento, que ahora lo hacen en pequeñas cantidades, pero por medio de muchos viajes.
Estos argumentos son confirmados por el comisionado Ábrego, quien reconoció que estos grupos se han aprovechado de la pobreza de la gente que habita la zona, como estrategia para burlar a las autoridades y transportar la droga.
“Es muy difícil decirle a estas personas que no lo hagan”, destacó Ábrego, al expresar las dificultades que están enfrentando ante esta modalidad de los grupos criminales.
Reveló que una de las acciones concretas a la que llegaron ambos presidentes en la reunión del viernes, fue la puesta en marcha de programas sociales para prevenir que estas personas busquen el camino de la ilegalidad.
Indicó, que por parte de Panamá, la instrucción del presidente Varela fue incrementar el pie de fuerza para alternar las acciones de vigilancia con las ayudas humanitarias a los residentes de estos poblados apartados del crecimiento económico.
“Del lado panameño, como del lado colombiano se está dando respuesta del Estado a estas personas, en las áreas de la educación y salud”, dijo Ábrego.
Bacrim
Los operativos de inteligencia también han permitido detectar que por la frontera que Panamá tiene en común con Colombia, operan al menos dos bandas criminales conocidas como “Los rastrijos” y “Los urabeños”.
Indicó que estos grupos obtienen ingresos por medio del narcotráfico, para financiar movimientos irregulares al margen de la ley, y sembrar el terror en las comunidades de Colombia.
“El narcotráfico nunca duerme, ellos están tratando de ver qué se inventan para mover sus drogas”, destacó Ábrego.
Por tal motivo, cuando antes en un solo viaje movían 3,000 kilos de cocaína, ahora hacen diez viajes con 300 o 400 kilos de cocaína.
Señaló que, además de los mochileros que cargan la droga por la frontera, también se utilizan los botes que emplean los pescadores artesanales que no tienen capacidad de transportar grandes cargamentos.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.