Crisis
¿Ante qué estamos?
Nunca antes el Partido Revolucionario Democrático (PRD) se había encontrado inmerso en una crisis tan grande como ahora. El detonante: la derrota del 4 de mayo de
- Jesús A. López (Psicólogo)
- - Publicado: 29/7/2014 - 12:00 am
Nunca antes el Partido Revolucionario Democrático (PRD) se había encontrado inmerso en una crisis tan grande como ahora. El detonante: la derrota del 4 de mayo de 2014. Algo que para un sector del PRD era más que evidente. Otros se abrigaban en la posibilidad de volver al poder político, confiaban en la victoria de una propuesta que fue vista como tibia y poco vertical para un partido de oposición, ya que en el proceso hubo acciones que no eran bien vistas por personas del CEN, así como dentro de la bancada de diputados y todos los que desde dentro y fuera se convirtieron en tránsfugas.
DE PERSISTIR LA SITUACIÓN ACTUAL, NO HABRÁ NADA QUE RECONSTRUIR PORQUE SUCEDERÁ COMO EN TODO PROCESO SOCIAL FALLIDO: DIVISIÓN, RESQUEBRAJAMIENTO, RUPTURA Y DESTRUCCIÓN.
Lo que oíamos, leíamos y veíamos era increíble pero cierto; se miraban situaciones que hacían pensar que algo malo se producía internamente en el PRD, como la famosa reunión casual que nunca se explicó, la falta de una posición opositora real, por lo que se perdió la identidad de partido de oposición. Por eso algunos nos atrevimos a vaticinar, desde el principio, que el PRD saldría derrotado de estas elecciones de forma contundente.
No podía ser de otra manera si en el Congreso de la Ola Azul se vivió un clientelismo y comercio interno de conciencias sin precedentes en la historia política reciente, todo ello propiciado por manos externas. Hasta la adopción de un símbolo ajeno, a la identidad del PRD, que pretendió reemplazar al tradicional tricolor de su bandera. El resultado fue que el azul, el de la afamada Ola, no fue el color de la gloria, sino del escarnio previsible. Pero se insistía y se encubría la complicidad y se reforzaba la conducta que llevaría a la derrota y consecuente destrucción. Lo cierto es que de persistir la situación actual, no habrá nada que reconstruir porque sucederá como en todo proceso social fallido: división, resquebrajamiento, ruptura y destrucción.
Veo difícil que el PRD se vuelva a colocar como una vez lo hizo, sin un cambio radical; lo que se piensa es que cada vez más se convierte en un refugio para colocar, convenientemente, a personas afectas y adeptas a un sector encumbrado, más ahora con aquello de la gobernabilidad, que no acaba de convencer, eso no es gobernabilidad. No puede haber gobernabilidad si no existe oposición, y las sociedades que han vivido este tipo de procesos pasan por aquello de permitir, en un pacto de libre desenvolvimiento, que cada quien ejerza el papel que le corresponde. El presidente Juan Carlos Varela no tiene oposición, y eso perjudica mucho al PRD. Y de mantenerse así no podrá colocarse como partido de oposición porque hay una “negociación”.
CADA VEZ MÁS SE CONVIERTE EN UN REFUGIO PARA COLOCAR, CONVENIENTEMENTE, A PERSONAS AFECTAS Y ADEPTAS A UN SECTOR ENCUMBRADO, MÁS AHORA CON AQUELLO DE LA GOBERNABILIDAD...
Para que exista la gobernabilidad debe haber gobernanza. La gobernanza es el proceso de toma de decisiones y la forma en que estas son implementadas o no y para ello hace falta una oposición que provea de equilibrio. Dos partidos en la misma dirección no hacen sino volverse partícipes de los mismos errores, poniendo énfasis en los errores porque lo que se buscan son los aciertos, para llegar al “Buen Gobierno”.
La pérdida de identidad es peor que la de memoria, no hay sentido de pertenencia; por eso hubo un candidato con mensajes ambiguos, sin sentimientos, trabajando la derrota de forma sistemática. Juan Carlos Navarro no es ni será nunca un buen candidato. Lucía mal, falso, con gestos demasiado y burdamente estudiados, y su mensaje era lo contrario a lo que decía, algo como: “Mírenme, no voten por mí”. Tendrá sus aduladores, pero eso no da derecho a propiciar, de forma tan negligente, la caída de una estructura política otrora poderosa, fabulosa en sus alcances y organización como el PRD en sus días de gloria.
Todo lo visto y vivido el día 1 de julio nos da señas claras: gente aferrada a concentrar y acumular poder, a la figuración enfermiza, que no se resignan a estar fuera, y si las bases del PRD exigen que salgan del CEN, están ejerciendo su acción como soberanas del partido; ya que el poder siempre es delegado en otros para que representen a la mayoría y cuando quienes ejercen la función a ellos delegada se vuelven contrarios a la naturaleza del grupo, se convierten en ilegítimos.
El CEN debe renunciar ya, así se hizo en 1999, igual sucedió en 2009, ¿por qué ha de ser diferente ahora? El PRD está muy lastimado, con heridas profundas que no serán fáciles de sanar a corto ni mediano plazo, y posiblemente a largo plazo ya no quede nada decente que defender.
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