Fundamentos
Convivencia civil y dignidad humana
... es de suma importancia, en la organización jurídica de todo Estado, que la justicia funcione de tal forma que se imparta con procedimientos y medios idóneos que aseguren la imparcialidad, dentro de los límites de su competencia.
- Andrés L. Guillén
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- - Publicado: 26/4/2017 - 12:00 am
Los elementos que constituyen la convivencia civil, o sea, la expresión externa de la comunidad humana, como su orden social, político, jurídico y económico, su cultura, etc., solo se pueden juzgar ordenados, fructíferos y congruentes con la dignidad humana si estos se fundamentan en valores éticos y espirituales, compartidos tanto por los ciudadanos como por las autoridades de dicha comunidad. Son esas mismas virtudes morales y valores del espíritu, que conforman la defensa y justificación de los derechos y deberes ciudadanos, los que constituyen su convivencia civil, tan importante para prevenir desigualdades y abusos del poder autoritario. Por eso, la conciencia de la autoridad debe ser igual a la de sus ciudadanos porque ambas se amparan bajo una misma obligación moral y ética, pues de ella emana el consentimiento de los gobernados y el poder de los que mandan.
Siendo el humano un ser racional y libre, al colaborar por el bien común, no por eso se somete automáticamente a autoridad alguna, solo si esta coincide con los dictados de su conciencia ciudadana. En eso consiste la dignidad humana, tan bien definida por los derechos humanos que consagran las constituciones y tratados internacionales que rigen esa materia.
Además, ese bien común, que debe redundar en provecho de todos, obliga igualmente tanto al ciudadano como al gobernante porque está dirigido a permitir el pleno desarrollo de cada individuo, con igual derecho y con una misma dignidad natural. La autoridad política, por su propia naturaleza, se ha establecido para asegurar, ante todo, el bien común, inseparable del bien individual. Tienen, por tanto, la obligación de asegurar que sus ciudadanos estén socialmente unidos, en solidaridad activa, lograda mediante múltiples formas de asociación, uniendo así propósitos y esfuerzos. Estos intercambios en la vida social y política, la cultura, la salud, el deporte y demás expresiones de convivencia civil requieren, además, que se hagan en plena libertad, asegurando la integridad de los más débiles, no obstante, las grandes diferencias que existen entre humanos.
A pesar de estas diferencias, el concepto de superioridad no aplica porque existe la igualdad que proviene de la dignidad natural de toda persona, lo cual exige el reconocimiento de los mutuos derechos y el cumplimiento de los respectivos deberes que existen entre los ciudadanos de toda comunidad humana. Por eso es de suma importancia, en la organización jurídica de todo Estado, que la justicia funcione de tal forma que se imparta con procedimientos y medios idóneos que aseguren la imparcialidad, dentro de los límites de su competencia.
Todo poder público tiene como misión principal la defensa de los derechos y deberes de sus ciudadanos, sin que ninguno de ellos impida los derechos de los demás ni obstaculice la práctica de sus respectivos deberes. De igual forma, todos los individuos tienen el deber de acomodar sus intereses al bien común, por estar íntimamente ligado a la naturaleza humana.
¿Existe esta simbiosis de valores y conciencia entre los gobernados y las autoridades aquí en Panamá?
Ciudadano
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