De la amenaza a la negociación
- Jorge Puente Blanco
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- - Publicado: 22/4/2018 - 12:00 am
Es el camino obligado que viene asumiendo hace algún tiempo el presidente norteamericano en su problemática política doméstica y hacia el exterior. En sus relaciones internas, la realidad lo obliga a modificar actitudes hegemónicas, con los tribunales en los jóvenes inmigrantes. En el exterior no ha logrado doblegar a México, con los convenios comerciales y el financiamiento del muro fronterizo. Incluso el Congreso de la nación apenas le aprueba un mínimo del financiamiento proyectado. Con la República Popular China inicia un diferendo económico que no ofrece buenas luces. Tampoco en América Latina y el Caribe las tensiones disminuyen, y no parece posible ejecutar las amenazas contra varias naciones que intentan una verdadera liberación. Aún más grave resulta el enfrentamiento con Corea del Norte, donde definitivamente deja la prepotencia internacional y se obliga a una negociación al más alto nivel. Constantemente busca nuevos colaboradores en este contexto, en el que por día pierde influencia en el Partido Republicano. Sus promesas electorales cada vez están más lejanas, aunque continúa el discurso de la grandeza en el sueño norteamericano.
Aunque este es el relativo crecimiento económico del que hace gala, no es menos cierto que el endeudamiento de la nación continúa en ascenso como parte del diferendo con China.
En esta compleja situación busca intensificar sus alianzas con Inglaterra y al mismo tiempo con la Unión Europea, en terreno sumamente incierto. Además, sus relaciones con parte del continente africano están colmadas de conflictos de todo tipo. En Panamá se presentan otros conflictos legales en sus inversiones. El colmo, por la televisión evidencian sus pasadas relaciones de infidelidad hacia su esposa actual. La sumatoria de estos acontecimientos reales revela una personalidad increíble para un primer mandatario. Y no hablemos de las recientes, como numerosas manifestaciones públicas sobre la adquisición de armas de guerra que el presidente Trump trata de eludir con actitudes o medidas dilatorias.
Realmente con acontecimientos de este tipo se multiplican los aspectos incontrastables para el futuro no muy lejano, cuyas consecuencias son impredecibles. No me parecen exagerados estos aparentes pronósticos, dejemos al tiempo lo adecuado o no de estas aseveraciones; queda un buen tiempo presidencial para observar los acontecimientos todavía en ciernes; pero no menos complicados y difíciles de calificar. Veremos los resultados de la imposición a la negociación. No hay nada más que esperar, Dios mediante. Amén. Este es un resumen abreviado bien objetivo de la problemática.
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