Por un niño
El milagro del agua
Ryan Hreljac, canadiense, tenía solo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo
Ryan Hreljac, canadiense, tenía solo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo
- Wendy Jewell ([email protected]) /
- - Publicado: 25/7/2014 - 12:00 am
Periodista/ [email protected]
Ryan Hreljac, canadiense, tenía solo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo, ¿por qué al otro lado del planeta no podían hacer lo mismo? Con esta lógica aplastante nació Ryan’s Well, la empresa más fascinante que un niño haya emprendido jamás. Hoy, con tan solo 17, preside una de las mayores ONG para la implantación de modelos de desarrollo en la crisis de agua. Desde entonces ha dado servicio de agua potable a 600,000 personas.
El magnetismo de sus acciones ha contagiado a miles de empresas, lo que Ryan describe como el Ripple Effect (Efecto onda), que el sueño de un niño se convierta en realidad.
En 1998, en Ontario, la profesora Nancy estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado sobre las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que vivían en África. Preguntó a sus alumnos si sabían cuál era la primera causa de muerte entre los africanos. Todos los niños se sorprendieron al saber que es la mala calidad del agua.
Ryan preguntó a Nancy cuánto costaba un grifo en África. Ella contestó: 70 dólares por una bomba extractora. Al llegar a casa, pidió a su madre el dinero y enviarlo por correo. Insistió durante toda la semana por el dinero y le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año. “No lo entiendes, mamá”, dijo, lleno de lágrimas. “¡Los niños están muriendo por no tener agua limpia!”.
Nicole Bosley, nuestra segunda cautiva del ‘Efecto onda’, convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá para pagar la factura del pozo a medias con Ryan. La onda del Ripple Effect se propagó por la comunidad y vecindad de Ryan, que no tardó en recolectar el dinero para su primer pozo. Eligieron la escuela de Angolo en Otwal para el pozo, una localidad azotada por el sida y la sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.
La profesora Nancy inició un intercambio de cartas con los alumnos de la escuela de Uganda, y Ryan se hizo amigo de Jimmy, un estudiante que había logrado escapar del Ejército de Resistencia o LRA. El efecto rebote de la siguiente onda atrajo a un adinerado ejecutivo que donó a los Hreljac su tarjeta de puntos aéreos, recolectados en sus infinitos viajes, lo que permitió a Ryan viajar a conocer a su amigo.
Cuando en julio de 2000 Ryan llegó a Otwal acompañado de sus padres, 5,000 niños le esperaban coreando su nombre. “- ¡Saben mi nombre!”, dijo asombrado. “- Todos los que viven a 100 kilómetros saben tu nombre, Ryan”, dijo su anfitrión.
Allí le esperaba su amigo Jimmy. Este agarró de la mano a Ryan y se lo llevó a ‘su’ pozo para que pudiera cortar la cinta. Inauguraba, entonces, el primero de los 432 pozos que a través de 15 países ha perforado con las inversiones de su fundación.
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