Entre la depuración y la renovación
Al transcurrir catorce meses desde que el panameñismo ganó las elecciones, y doce meses de que Cambio Democrático aceptó a "regañadientes", el rol que la ...
Al transcurrir catorce meses desde que el panameñismo ganó las elecciones, y doce meses de que Cambio Democrático aceptó a "regañadientes", el rol que la ...
- Boris Núñez
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- Abogado-negociador y político.
- - Publicado: 31/7/2015 - 12:00 am
Al transcurrir catorce meses desde que el panameñismo ganó las elecciones, y doce meses de que Cambio Democrático aceptó a "regañadientes", el rol que la nación panameña nos asignó, nosotros los miembros hemos asumido diferentes comportamientos mientras mucha agua pasa debajo del puente.
La Declaración de Principios nos exige, tal como nos lo señala el numeral 2 del artículo 8 de los Estatutos del Partido Cambio Democrático (CD), lo siguiente:
"? 2. Somos un partido que reconocemos el valor del pasado político de nuestra Nación, como fuente inagotable de experiencia y no como arma política para enrostrar errores y exacerbar rencores; y que acepta el reto del futuro, reconociendo la importancia del presente como momento oportuno para su edificación...".
Ignoro si quienes militamos somos consecuentes, a profundidad, con el acto consciente que cada inscrito debe hacer; mirar hacia adentro de lo que somos como miembros y dirigentes del colectivo político; pero al hablar de que: "reconocemos el valor del pasado político de nuestra Nación, como fuente inagotable de experiencia?" nos lleva a observar lo que hemos practicado durante este año.
Como acto de defensa frente a la oleada que avasalla a la membresía, uno de los comportamientos ha sido el defender al presidente de CD, como bastión de nuestro colectivo. El expresidente Ricardo Martinelli impulsó con un coraje imparable las directrices para generar las transformaciones estructurales que el Estado panameño necesitó por años, y además trabajó para lograr una economía próspera y boyante, que nos permitió a muchos ciudadanos a mejorar nuestra calidad de vida.
Asumimos la defensa de nuestros representantes de corregimiento y alcaldes, revalidando sus liderazgos en buena lid y, a diputados que por motivo de impugnaciones injustas, los sometieron a nuevas elecciones parciales, pudiendo mantener 5 curules de CD de las 10 que fueron impugnadas.
El pilar de la prosperidad se cumplió y, sin lugar a dudas, el escenario económico mejoró a muchos panameños y eso hay que reconocerlo. Esta justa valoración del pasado político también nos obliga a reconocer que hubo errores y falta de controles en la adecuada dirección política de instituciones de la administración pública que hoy son mediáticamente expuestas al escrutinio público.
Enalteciendo el sentido de la prudencia que debe gobernar a todo dirigente político, nuestra Declaración de Principios nos señala que no debemos "? enrostrar errores y exacerbar rencores?" como arma política.
No debemos manipular el pasado para atacar ni atentar políticamente, ni a los adversarios que pertenezcan a otros colectivos y mucho menos a los copartidarios que militamos para una misma causa, aunque de momento podamos asumir posturas diferentes.
Precisamente, consideramos que la membresía es la primera que puede valorar con autoridad, nuestra propia experiencia reciente en gobierno, y reflexionar sin temor a lo interno, sobre los desaciertos que pudimos haber cometido como colectivo.
¿Con cuál argumento podremos regresar a la conducción del Estado panameño, si antes no hacemos una revisión de los "imperdonables" que quedaron pendientes y que la actual administración no los ha considerado? ¿Con cuál argumento podremos presentar un nuevo proyecto político si no logramos identificar las bases reales que ubican a CD como opción objetiva de triunfo?
Nuestra Declaración de Principios es clara cuando dice "?que acepta el reto del futuro, reconociendo la importancia del presente como momento oportuno para su edificación...". El momento actual afronta a CD ante un proceso de organización política, que hace necesario rectificar las deficiencias que como colectivo no hemos atendido para su continuidad en el tiempo. CD tiene que retornar a los principios que le dieron vida, pero que han quedado en un papel que nadie lee.
CD, como colectivo, necesita mantener viva la antorcha de valentía y decisión que Ricardo Martinelli Berrocal ha encendido, pero que debe traspasarla a la dirigencia que pueda, con su propio liderazgo, continuarla hacia el 2019, y dirigirse hacia un nuevo proyecto político de cara a la finalización de un gobierno en el 2024, pero que debemos primero planificar para iniciar en el 2019.
Es hora de organizar el colectivo, que se empoderen nuevos dirigentes, fortalecer a los existentes, porque el reto del futuro no es humillar, vencer ni declarar de enemigo al copartidario, es hacer de CD una opción depurada y renovada para llegar a la conducción del Estado panameño en el próximo quinquenio con una visión clara del Estado próspero que queremos.
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