Es cuestión de identidad
- Rómulo Emiliani
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- - Publicado: 20/1/2018 - 12:00 am
Cada vez que aparece una crisis personal, hay que recurrir a la pregunta: ¿y quién soy yo? Y responder afirmativamente: "Soy alguien especial, extremadamente importante a los ojos de Dios, con una misión trascendente, ser alabanza de la gloria de Dios, construir el Reino del Señor en la tierra, ayudar a cambiar el mundo"; una respuesta de esta categoría hará la diferencia para salir airoso en cualquier dificultad. Uno de los síntomas claros de deterioro personal es el de sentirse un desconocido con uno mismo, y así no se puede enfrentar uno con eficacia a un problema trascendental. Cuando uno no se identifica con su esencia y no puede definirla, pierde fuerzas para superar situaciones complicadas. Por eso hay que estar conscientes del "yo soy", es decir, usted, un ser único, irrepetible, íntimamente conectado con su fuente vital que es Dios y con toda la realidad, hecho a imagen y semejanza de quien es el "Yo soy el que soy". Una táctica de "las tinieblas", es la de arrancarle la conciencia de su misterio más profundo y de hacerle creer que es un ser impersonal, sin valor ni trascendencia alguna. ¿Y quién soy yo? Jesús pudo enfrentarse a los ataques más terribles de todos los poderes de su tiempo, gracias a la claridad de su conciencia sobre su dignidad divina y humana. El sentirse enviado por el Padre, el saber que cumplía una misión sagrada le dio fuerza para resistir. Satanás, en las tentaciones del desierto, quiso confundirlo intentando crear en Jesús sed de poder y así hacerlo caer en la trampa: "Si me adoras, te daré todos los reinos del mundo"… Jesús resistió y nos hizo ver que con Él podemos superar cualquier trampa de las tinieblas.
El que tiene clara su realidad y se aprecia, se valora, estando seguro de quién es, tendrá así mismo una autoestima positiva. Si se cree producto de la casualidad cultural y genética y que nació aquí porque sí y su vida no tiene el sentido correspondiente, está usted mal. Si cree que es un número más de esta sociedad consumista o miembro de un clan político o social, esto lo llevará a una despersonalización que lo hará objeto de manipulaciones de fuerzas externas. Si depende del criterio de los demás para saber quién es y se deja definir por otros está perdido. Al mundo no le interesa que sea consciente de quién es. El interés de despersonalizarlo y hacer de usted un ser "gris", que es incapaz de definirse como persona y sin ideales, es para que sea un fácil instrumento de cualquier ideología política, moda degradante, vicio predominante, grupo de poder o creencias de adivinos y hechiceros. Mientras menos conciencia tenga de su "yo interior", de su relación con Dios y del poder que el Señor tiene, más será propenso a dejarse manejar por supersticiones basadas en falsas influencias de estrellas, amuletos y lecturas de cartas. El único poder auténtico es el del Señor con quien usted será invencible. / Monseñor.
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