Desafío
Hacia un modelo social de discapacidad
El modelo social de discapacidad, como modelo dinámico y colectivo está en proceso de desarrollo, reflexión, análisis y continua transformación. Así se reconoce que, como cualquier otra
- Ramiro Campos (Catedrático universitario)
- - Publicado: 29/7/2014 - 12:00 am
El modelo social de discapacidad, como modelo dinámico y colectivo está en proceso de desarrollo, reflexión, análisis y continua transformación. Así se reconoce que, como cualquier otra área de debate político o teoría sociológica, se halla inmersa en constantes procesos de crítica, autocrítica y desarrollo. La línea de análisis sociológico cultural e histórico supone una contribución importante al estudio de la discapacidad, ya que advierte que las raíces culturales de la opresión de las personas discapacitadas en la sociedad occidental son anteriores al capitalismo. No obstante, esta aportación de Shakespeare puede considerarse parcial, ya que reduce las explicaciones de fenómenos culturales, como es la percepción de la diferencia física, sensorial e intelectual, al nivel de procesos de pensamiento, desatendiendo los aspectos económicos y sociales.
Los principios de la Carta de la ONU proclaman que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad y el valor inherentes de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. Las personas con discapacidad deben tener los mismos derechos que todos los seres humanos. Así se reconoce en algunos instrumentos internacionales, cuyo objeto fue establecer medidas eficaces para lograr la igualdad y la participación plena en la sociedad; en las que se indican las responsabilidades de los estados y las metas que se deben alcanzar en relación con estas personas.
Desde que Jean Gaspard Itard a inicios del siglo XIX le prestó atención a Víctor, el niño lobo de Aveyron, como el primer intento serio y sistemático de educar niños con métodos especiales no convencionales, han sido muchos los abordajes realizados. En la Declaración de Principios de la Cumbre de las Américas, los jefes de Estado y de Gobierno, reunidos en Miami en 1994, declararon que resulta inaceptable que algunos sectores de nuestras poblaciones se encuentren marginados y no participen plenamente de los beneficios del desarrollo.
En Panamá, así como en otras partes del mundo, las personas con necesidades especiales, durante mucho tiempo, han sido marginadas y se ha desatendido su derecho al desarrollo. Pues se consideraba que eran inválidas y dependientes, que necesitaban protección, por lo que la sociedad las mantenía excluidas, subestimando la contribución que podían aportar en el ámbito económico, social y cultural. No obstante, con el devenir de los años, esta situación ha cambiado significativamente. Esto obedece a que el nuevo concepto precisa que se deben destacar las aptitudes y no los impedimentos de las personas; procurar que el entorno se ajuste a sus necesidades y no que estas tengan que adaptarse al medio que las rodea.
De esta manera, la discapacidad no debe confundirse con el término incapacidad; ya que, personas en dicha condición son tan capaces como aquellas que no presentan ningún tipo de disminución en sus facultades, siempre que se les proporcionen los medios necesarios para su adecuado desarrollo y productividad.
En consecuencia, la discapacidad debe reconceptualizarse desde la interpretación contextual e individual. Reconceptualizarse significa respetar los “derechos a vivir con dignidad humana” que deberán ser reivindicados en la rehabilitación y habilitación, el más relevante es la autodeterminación. Significa hacer las cosas de tal manera que la persona determine, con la asesoría del equipo de rehabilitación, la vida que desea llevar mediante la rehabilitación.
Se sabe que la legislación y las instituciones por sí solas en nuestro país no resuelven el problema de la inserción laboral y social de las personas con discapacidad. Estas deben acompañarse de una propuesta estratégica de acción para llevarlas a cabo, requiere a su vez de instituciones fuertes y compromiso consciente de la comunidad en su conjunto.
Para alcanzar una adecuada inserción laboral y social de las personas con discapacidad, la sociedad en su conjunto debe jugar un papel fundamental en la inclusión de las personas con discapacidad y de las que se encuentran en riesgo de ellas para producir un verdadero desarrollo humano sostenible en el país.
Los grandes desafíos requieren de protagonistas activos y no de espectadores. Por ello es necesario abrir cauces de participación a los diversos organismos, instituciones y empresas existentes en cada comunidad, sin exclusiones. Se debe aprender a precisar y dimensionar los problemas y sus eventuales soluciones, con el fin de definir las prioridades a las que hay que abocarse.
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