¿Milagros o fraudes?
La Biblia registra cantidad de eventos relativos a señales, milagros y sanidades. El estilo de la redacción de la Biblia no es imaginativo ni figurado. ...
- Publicado: 27/8/2015 - 12:00 am
Gabriel D'Annunzio Rosania Villaverde | Abogado y locutor
La Biblia registra cantidad de eventos relativos a señales, milagros y sanidades. El estilo de la redacción de la Biblia no es imaginativo ni figurado. Ni siquiera se trata de una mera construcción teológica que tuviese como único fin el fortalecimiento de la fe y la confianza en Dios. No son relatos de sugestión sicológica, ni de manipulación emocional. No es misticismo. Cuando la Biblia dice que Dios, por medio de Moisés, Jesús, los profetas, los apóstoles, etc., realizó milagros, señales y prodigios, es porque así sucedió.
En Mateo 8:1-4, en concordancia con Marcos 1:40-45 y Lucas 5:12-16, leemos acerca de un leproso que Jesús sanó, y no solo eso, sino que Jesús le instruyó a este leproso a que se mostrara "?al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés para testimonio a ellos".
Cabe mencionar que, de acuerdo con el judaísmo (Torah), los sacerdotes tenían la facultad de certificar o verificar si una persona tenía o no lepra, por las implicaciones de esto, es decir, si la persona era impura o no, por ende, si podía ser reintegrada o no al resto del pueblo o comunidad. Esta acción del sacerdote es el equivalente a decir que hoy, quien haya estado enfermo, pueda y deba ser sujeto de una atención o verificación, relativa a su estado de salud, para dar fe si de verdad hubo o no un milagro o una sanidad de origen sobrenatural o inexplicable.
No nos referimos a la sanidad que Dios puede aplicar por medio de los médicos, las medicinas, la alimentación saludable y la actividad física. Nos referimos a lo sobrenatural, a lo inexplicable, reitero.
CREEMOS FIRMEMENTE EN QUE SE DAN Y NOS EMOCIONAMOS CUANDO OCURREN... ES TIEMPO DE REDESCUBRIR LO QUE DICE LA BIBLIA Y NO LO QUE "DICEN QUE DICE" LA BIBLIA.
¿Pero este tipo de milagros, señales y prodigios ocurren hoy? ¿Aquello a lo cual muchos se refieren como milagros, señales y prodigios, realmente lo son? No lo puedo poner en duda, porque Dios es y será Dios siempre, pero de que hay fraude, lo hay, y de manera abundante, y, más terrible aún, utilizando el nombre de Dios en vano.
Por ejemplo, en alguna ocasión, un programa de investigaciones científicas dedicado a conocer y desenmascarar fraudes religiosos quiso comprobar las aseveraciones de cierto "sanador" renombrado. Se hicieron los contactos respectivos con este "sanador" y sus colaboradores. La coordinación del referido programa recibió una lista de nombres, direcciones y teléfonos de una cantidad de personas que durante las "reuniones de milagros" habían recibido "milagros". Cuando la coordinación del programa en cuestión trató de contactar a los "milagrosamente sanados", no pudieron ubicar a uno solo, ya que en todos los casos, las direcciones y los teléfonos habían sido suministrados erróneamente. Uno de los casos que me partió el corazón, que por cierto no pudo ser escondido, fue el de un niño que tenía una enfermedad terminal, que en una de esas reuniones de milagros recibió la palabra de aquel "apóstol divino" diciéndole que Dios lo había sanado, pero al cabo de un tiempo, el niño falleció. Nunca olvidaré a otro "orador", lo cual vi y oí en persona, ante el cual pasó una niña terriblemente enferma, a la cual este individuo le declaraba que iba a recibir sanidad, frente a una multitud entusiasmada que con su algarabía hizo temblar el sitio de reunión, para luego no ocurrir nada, y más aún, uno de los ayudantes de aquel "orador" tomó aparte a la madre de esa niña para decirle que siguiera orando porque Dios tiene todo bajo control y que confiara porque Dios podía hacer el milagro después. ¿Cómo es posible que se juegue con la necesidad y la miseria de las personas de esa manera? ¿Por qué hacer afirmaciones de cosas que no han ocurrido o por qué hacer declaraciones de cosas sobre las que no se tiene la autoridad para determinar si van a ocurrir?
Vivimos en una época de superficialidad. Una época de reflexiones haladas de los cabellos y de comportamientos sin el más mínimo temor de Dios. Un periodo en el que las interpretaciones liberales y antojadizas prevalecen. Un siglo de refritos teológicos y bodrios doctrinales. No estamos en contra de las manifestaciones del Dios Altísimo. Creemos firmemente en que se dan y nos emocionamos cuando ocurren, es más, hasta donde nos sea posible procuramos ser canales o vasos de Dios, porque no hay nada mejor que conocer, amar y servir a Dios, pero lo que siempre debemos adversar es la sugestión y la manipulación. Es tiempo de redescubrir lo que dice la Biblia y no lo que "dicen que dice" la Biblia.
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