Nuevos magistrados: el 'reality'
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- Joao Quiroz Govea ([email protected])
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- - Actualizado: 09/12/2015 - 09:02 am
Eso de los reality shows ya estaba muy de moda, desde survivor, aquel en que tiraban a la gente en la jungla y les hacían consejos tribales para irlos sacando uno a uno. Hace unos días, escuché a alguien que recordaba aquel reality show en el que escogían a una reina de Carnaval, yo sinceramente –poco pendiente a la televisión– no lo recuerdo, pero sí me acuerdo que Bosco, el triste célebre alcalde, alcanzó el máximo de su popularidad bailando en un reality, luego ganó la alcaldía, y ahora sabemos el resto de la historia.
Algunos conspiradores comentan muy maliciosamente que aquello de las preguntas televisadas al top ten de los candidatos a magistrados de la Suprema Corte no es más que una estrategia para levantarle el rating al canal Once y, luego, desde allí hacer una propaganda agresiva para que cambie la “percepción” de que el gobierno es lento, del problema de la inseguridad, etc.
Muy canalla el planteamiento del párrafo pasado, pero si uno se pone a pensar cuál es el objetivo de hacerles las preguntas a las señoras y señores en televisión, uno se pone a pensar que en verdad no hay claridad de objetivos, quizá dar la percepción –disculpen que repita la palabra– de que en este gobierno se están haciendo las cosas democráticamente, pero hasta allí, porque el 28 de noviembre, el mismísimo Juan Carlos Varela dijo que la designación de los magistrados era una atribución suya.
El presidente es quien está en lo cierto, fundamentado nada más y nada menos que en la Constitución Nacional (véase artículo 203), aunque el texto dice que los magistrados son nombrados por acuerdo del Consejo de Gabinete, queda claro, entonces, que el Gabinete es Varela. Luego, los designados —por no decir ungidos— deben ser aprobados por la Asamblea Nacional; las lenguas entendidas dicen que ese era el objetivo de la reunión con los 12 dipu-tránsfugas CD y, aunque duela mucho eso, ya es material de otro artículo de opinión.
Otra cosa que duele es que gente seria se preste para hacer esos shows mediáticos cuando saben que lo que de ese proceso salga no es jurídicamente vinculante. Por otro lado, la sociedad civil no representa a los intereses más elementales de la población panameña, y ya hemos visto que grupos como Alianza Ciudadana o Movin responden a los intereses de quienes les financian, ¿y quién nos salva de este show de villanos contra villanos?
Abogado
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