Formación de maestros
Sentido e importancia de la Escuela Normal
La preparación profesional de los educadores normalistas se ha impuesto en todos los países cultos con una exigencia tan imperiosa como la preparación técnica de los cuerpos
- Paulino Romero C/Pedagogo, escritor, diplomático.
- - Actualizado: 14/7/2014 - 12:01 am
La preparación profesional de los educadores normalistas se ha impuesto en todos los países cultos con una exigencia tan imperiosa como la preparación técnica de los cuerpos de suboficiales del ejército o como la idoneidad profesional de los médicos y de los ingenieros. Desde que el conde Marsenio fundó en Strasburgo la primera escuela normal, en 1810, las instituciones para la formación profesional del maestro se han multiplicado y consagrado en todas las naciones civilizadas del mundo.
HAY QUE DEFINIR CLARAMENTE EL CARÁCTER Y LA FUNCIÓN DE LA ESCUELA NORMAL JUAN DEMÓSTENES AROSEMENA, Y LO QUE CORRESPONDE A LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.
Las razones por las cuales el Gobierno Nacional, presidido por el presidente Dr. Juan Demóstenes Arosemena --en 1938-- se vio precisado a crear la Escuela Normal de Santiago que lleva su nombre, fueron, entre otras, la imperiosa necesidad de formar maestros de enseñanza con el laudable propósito que fueran a orientar en todos los departamentos la educación primaria por sendas más razonables y más acordes con los progresos de la moderna pedagogía.
En esta forma se quería subsanar, en parte, la falta de los institutos normalistas. Es verdad que en Panamá hemos sido muy dados a la improvisación y que, con este criterio habíamos venido habilitando de maestros a todos aquellos a quienes se quería hacer un favor personal para remediar una precaria situación familiar.
El gobierno de entonces consideró que había llegado para Panamá la época de renunciar a este divagar y espigar infecundo por la superficie de todos los campos del saber. No podíamos, sin atentar gravemente contra los mismos destinos de la patria, continuar entregando nuestra niñez y nuestra juventud en manos inexpertas de maestros y profesores improvisados.
Es frecuente el caso de sabios eminentes y de hombres de amplia instrucción que fracasan por completo en la cátedra por falta de dominio de la técnica de la exposición y de la enseñanza; a la inversa, es común el caso de maestros con gran dominio de la técnica pedagógica, pero sin bagaje alguno de conocimientos. Los primeros saben mucho, pero ignoran el arte de transmitir la ciencia; los segundos saben enseñar, pero no tienen qué enseñar: ambos serán catedráticos o maestros incompletos y de su actividad docente no resultará, sino el fracaso.
Hay que definir claramente el carácter y la función de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, y lo que corresponde a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Panamá. A la primera corresponde la responsabilidad de formar a los maestros de enseñanza primaria o básica, y a la segunda, formar un tipo de profesor que reúna a la vez la ciencia y la técnica de su transmisión; no se quiere una ciencia sin pedagogía, pero tampoco una pedagogía sin ciencia.
La especialización que debe seguir la Facultad de Ciencias de la Educación no debe ser cercenamiento ni atomización de las facultades mentales, sino concreción metódica del esfuerzo intelectual a un campo extenso de materias conexas de acuerdo con las predilecciones especiales del alumno. Vale decir, los campos de las especializaciones se van ordenando en tal forma, que el futuro profesor de cualquier materia o especialización no será un conocedor únicamente de esta materia especial, sino que podrá moverse también por los campos limítrofes de esta para apreciar los fenómenos correlacionados y las mutuas influencias.
Es el dominio de la cultura general una permanente interferencia de todos los aspectos del saber universal. Las ciencias se interceptan entre sí, se apoyan las unas en las otras en una construcción armoniosa y compleja. Para apreciar este poliedro en todas sus fases, se requiere un esfuerzo de muchas inteligencias y de muchos años; un esfuerzo combinado y metódico, uno y múltiple a la vez.
La Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena viene padeciendo, desde hace muchos años, una aguda crisis institucional técnico-docente y de organización, causada por la improvisación de las autoridades del Meduca en cuanto a definir claramente, como en el pasado, su presencia e importancia en la formación integral de los maestros de primera enseñanza (educación básica).
La crisis por la que atraviesa hoy día dicha escuela, ha tocado fondo: registra, lamentablemente, la matrícula más baja de su historia. ¡Atención, Meduca!
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