Análisis
Una respuesta necesaria
En términos de la presencia de informalidad hubiera sido bueno que el autor del artículo que comentamos hiciera claro que en el 2016, 87,736 personas tuvieron que ser clasificadas como trabajadoras informales, dado que sus empleadores omitieron entregarles un contrato e inscribirlas en la CSS.
- Juan Jované
- /
- [email protected]
- /
- - Publicado: 17/1/2018 - 12:00 am
Los sectores dominantes han lanzado una campaña que promueve la idea de que el mundo del trabajo asalariado será reemplazado por otro, en el que predominará el llamado trabajo independiente. En este, cada trabajador sería una especie de pequeño empresario, de forma que la dinámica económica y la equidad social serían alcanzadas automáticamente. En un reciente artículo de I. Roberto Eisenmann Jr. estos independientes se definen de la siguiente manera: "son empresarios, la mayoría de los cuales se inician como microempresarios y van creciendo a pequeños empresarios para luego alcanzar a ser empresarios medianos… o grandes".
Si nos preguntamos si esta definición se ajusta a la realidad del trabajo independiente en Panamá, la respuesta es definitivamente negativa. Si iniciamos con la distribución del ingreso se puede establecer que, pese a que los no asalariados, es decir, los que Eisenmann califica de independientes, constituyeron en el 2016 el 35.8% de los ocupados, a estos les correspondió apenas el 13.1 de PIB (los llamados ingresos mixtos brutos). La parte del león, como era de esperarse, le correspondió a las ganancias del capital que contrata fuerza de trabajo (56.1% del PIB).
Más aún, si observamos la situación de los trabajadores por cuenta propia en el 2016, queda claro que de estos apenas el 24.7% pueden calificarse como ocupados plenos, siendo el resto trabajadores de tiempo parcial o simplemente subocupados. Muchos de ellos son simplemente personas que, debido a la difícil situación económica, no han logrado un empleo asalariado. En el caso de la categoría de patronos (pequeños patronos) el 27.8 por ciento de los mismos son calificados como trabajadores de tiempo parcial o subocupados.
En términos de la presencia de informalidad hubiera sido bueno que el autor del artículo que comentamos hiciera claro que en nuestro país en el 2016 existían 87,736 personas que tuvieron que ser clasificadas como trabajadoras informales de las empresas formales, dado que sus empleadores omitieron entregarles un contrato e inscribirlas en la CSS. ¿Responsabilidad social empresarial? Más aún, en su escrito, el señor Eisenmann omite decir que de acuerdo con la ley, los empleados del servicio doméstico deben ser obligatoriamente inscritos de acuerdo con la ley en la CSS. La cantidad de personas asalariadas del servicio doméstico privadas de sus derechos a la seguridad social alcanzan a 51,431.
La idea del escrito bajo análisis de que el creciente trabajo independiente es producto de los cambios tecnológicos globales es dudoso. Un reciente artículo publicado bajo el título "The Real Future of Work" en la Revista "Político", muestra estadísticamente que el crecimiento del trabajo independiente no proviene del cambio tecnológico. Es un resultado forzado de los nuevos arreglos de trabajo, en los que trabajadores que dependen de un empleador son clasificados como trabajadores por cuenta propia. Concretamente, Danny Vinik afirma que la "uberización" apenas explica el 10.0% del crecimiento relativo de los cuenta propias en Estados Unidos. Se trata, entonces, de un proceso dirigido a la devaluación de la fuerza de trabajo. ¿Será esta la forma de democracia de la que habla el señor Eisenmann?
Economista
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.