República Dominicana
Playas, sol y gente atenta en la gran joya del Caribe
Las aguas azules conquistan los corazones de miles de turistas que arriban a República Dominicana desde muchas partes del mundo.
- Aurelio Martínez
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- - Actualizado: 22/1/2023 - 07:26 am
La música inyecta alegría al ritmo de la marcha de los yates y catamarán cargados de turistas de todas partes del mundo, que se pasean entre Punta Cana y La Romana, una muestra del gran empuje que tiene la industria sin chimenea, el turismo en República Dominicana.
No tienen un Canal como el de Panamá, pero sí una mina que no necesariamente es de cobre, considerada como el gran paraíso natural que explotan a cielo abierto. El turismo es una gran fuente de entrada de divisas a este país que tiene mucha pobreza, pero que batalla por salir adelante. Al llegar al Aeropuerto de Punta Cana, no se demora más de 50 segundos en migración, ya que el registro se hace de forma electrónica 24 horas antes.
Como en todo aeropuerto te reciben muchos conductores con ganas de llevarte a tu lugar de destino, todos amables, que hablan muchos idiomas. Abordamos el transporte hacia el hotel de La Romana.
Durante el recorrido de una hora y 20 minutos aproximadamente, lo primero que se me ocurrió fue hacer una comparación con Panamá, dicen que las comparaciones son odiosas, pero ni modo.
La calle no tenía ni un solo hueco, era una especie de autopista, a los lados grandes sembradíos de caña de azúcar que forman parte de su Producto Interno Bruto (PIB).
Después de llegar al hotel, unas instalaciones impresionantes con varias piscinas, restaurantes y otros atractivos, recibimos una atención de primera desde los botones hasta el más alto ejecutivo del lugar. Un trato que te hace sentir relajado, listo para disfrutar en todo momento.
Claro que este es uno de los cientos de hoteles, hay, incluso, unos de hasta 8 mil villas de hospedajes. Hay mucha actividad junto a la playa donde salen los yates y catamarán de paseos, incluyendo uno muy famoso que es la isla de Saona, que está a unos 50 minutos.
Tuvimos la oportunidad de viajar hasta allá, disfrutar de esas aguas azules, porque en el camino paramos para bañarnos en un lugar lleno de estrellas de mar.
Después de compartir con el grupo de periodistas de Latinoamérica en una invitación de Kaspersky, seguimos hacia la isla Saona.
Ahí, al pisar la arena, de inmediato sentimos que estábamos en otro paraíso dominicano. Nos recibieron con una piña colada.
Después pudimos bailar, jugar al voleibol, almorzar y disfrutar de un buen chapuzón en la playa, al igual que miles de bañistas. Al salir de República Dominicana, nos percatamos de la cantidad de vuelos que salen y entran llenos de turistas. Todo marcha viento en popa.
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