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Muertes, misterios y abusos rodean hechos macabros registrados en áreas apartadas del país
El último hecho donde se descubriera que la secta religiosa La Luz de Dios estuviera presuntamente involucrada en la muerte de siete personas y el maltrato a otras 18, activa esa alerta entre las autoridades y la población sobre el cuidado que se debe tener cuando llegan a estos lugares personas extrañas con diferentes objetivos.
- Redacción/ [email protected]/@PanamaAmerica
- - Actualizado: 16/1/2020 - 03:34 pm
Las áreas apartadas del país, si bien son lugares propicios para impulsar actividades turísticas, que llaman la atención de ciudadanos extranjeros y nacionales, también son propensas a que se instalen grupos o personas con intenciones malévolas, que afecten a los locales y extraños que visitan esos sectores.
El último hecho donde se descubriera que la secta religiosa La Luz de Dios estuviera presuntamente involucrada en la muerte de siete personas y el maltrato a otras 18, activa esa alerta entre las autoridades y la población sobre el cuidado que se debe tener cuando llegan a estos lugares personas extrañas con diferentes objetivos.
Y es que tras conocerse como la mencionada secta, que se instaló en la comarca Ngäbe Buglé, al occidente de Panamá, se tomaron un pueblo, asesinaron a seis menores de edad y a una mujer, y cometieron abusos físicos contra otras 18 personas, ha conmocionado a todo el país.
Este último macabro hecho, que ha generado una alerta entre la población, no es el primero que se registra en sectores apartados del país.
Antes que se diera a conocer la presencia y presuntas acciones delictivas de la secta religiosa La Luz de Dios, el hecho más más acaparó la atención de la opinión pública fue el descubrimiento del asesino en serie William Dathan Holbert, alias 'Salvaje Bill', de nacionalidad estadounidense.
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El sujeto que se instaló en Bocas del Toro eligió como sus víctimas a sus connacionales Cheryl Linda Hugues, Bo Barry Icelar, así como la familia de holandeses Michael Watson Brown, su esposa Manchittha Nankratoke de Brown y su hijo Watson Brown, de 16 años.
Informes suministrados en su momentos por las autoridades, indican que los primeros en morir fueron los Michael Watson Brown, vistos por última vez el 12 de diciembre del 2007. Michael era un testigo protegido de la DEA.
Él y su familia eran propietarios de la finca Aguacate, ubicada en el corregimiento de Tierra Oscura, en Bocas del Toro, donde se dedicaban al cultivo de papaya, mangotín, naranjas, aguacate, plátano y maracayá, según consta en una resolución del Ministerio de Desarrollo Agropecuario.
En el expediente se indica que el "Salvaje Bill" invitó a los Brown a la isla Cauchero, donde tenía la Villa Cortez. Ya instalados, bebieron y comieron y luego el victimario llamó a Brown para mostrarle el terreno donde había mandado a abrir una fosa que supuestamente era para depositar desperdicios, pero allí mismo le dio un tiro en la cabeza y lo lanzó al hoyo. Después llamó al hijo de 16 años para mostrarle dónde yacía su padre y luego le disparó en la nuca. Por último, volvió a la Villa Cortez y le disparó a quemarropa a Manchittha Nankratoke de Brown. Toda esta carnicería para apropiarse de sus propiedades y de una cuenta de 300 mil dólares, la cual usaba de a poco con tarjeta de débito.
En el caso de Cheryl Linda Hugues, la última vez que la vieron fue el 21 de marzo del 2009. Antes había participado con una amiga panameña de una esta que organizó William Holbert. La mañana siguiente, cuando se dirigían al muelle para regresar a casa, Bill le pidió a Cheryl que se quedara mientras que a la panameña, en un vulgar español, la echó.
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Tras ultimar a Cheryl Linda Hugues, poco tiempo después el 'Salvaje Bill' aparecía como dueño del hostal Casa de Sapo, en isla Carenero, propiedad de Cheryl. A ella le propinó un tiro en la cabeza cuando se internaron de excursión en la selva.
La última víctima de el "Salvaje Bill" fue Bo Barry Icelar, a quien contactó para comprarle sus propiedades. Bo tenía intenciones de regresar a vivir a su país en la Navidad del 2009.
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En febrero de 2018, miembros de la desaparecida Fuerza de Tarea Conjunta ubicaron muerta a la estadounidense Catherine Medalia Johannet, de 23 años de edad.
El cuerpo de la joven presentaba un golpe detrás de la cabeza provocado con un objeto contundente, también evidenciaba signos de violencia en los brazos al ser sujetada y arrastrada por el área boscosa alejada de un sendero. La necropsia reveló que fue estrangulada y para ello se usó el pareo rosado que tenía puesto sobre su vestido de baño.
Se conoció que la joven llegó la mañana del jueves 2 de febrero y se instaló en un hostal situado en isla Colón, según información recopilada en la investigación. Luego comentó su interés de viajar a isla Bastimentos para realizar senderismo. Hasta allí se supo de Catherine.
En abril del 2014, se reportó la desaparición de dos jóvenes holandesas. Se trató de Kris Kremers y Lisanne Froon, de 21 y 22 años, respectivamente, quienes ingresaron a recorrer el sendero El Pianista, en Boquete, Chiriquí, y luego parte de sus restos fueron hallados en las riberas del río Culebra, en Bocas del Toro (a 12 horas a pie de donde iniciaron su travesía).
Las holandesas habían llegado a Panamá en marzo del 2014 con la intención de aprender español y participar en labores de trabajo social.
Un dato curioso de este hecho es que un mes antes de cumplirse el año de la desaparición de Kris Kremers y Lisanne Froon, murió ahogado en el balneario Los Cangilones de Gualaca, en Chiriquí, Leonardo Arturo González, el conductor del taxi que llevó a las jóvenes holandesas hasta la entrada del sendero El Pianista, donde se les vio por última vez.
Algunos de sus restos óseos y algunas de sus pertenencias fueron hallados entre junio y agosto del 2014 por indígenas de la zona que colaboraban con las autoridades en la búsqueda de las jóvenes.
Si bien la mayoría de casos de este tipo se han registrado en áreas lejanas del país, en 1996 se denunció la actuación de la secta denominada "Los Niños de Dios", quienes fueron acusados de los delitos de incumplimiento de sus deberes familiares en perjuicio de un grupo de menores de edad, miembros de una organización, quienes fueron objeto de maltratos físicos. La investigación contra los implicados se inició cuando vecinos de la comunidad Santa Cecilia, en el corregimiento de Pedregal, denunciaron la existencia de una secta en donde se aplicaba maltratos físicos y psicológicos a menores de edad.
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