Ausencia de planificación
Carencia de turistas
La errática ausencia de planificación en la industria sin chimeneas ha resultado en cifras negativas durante un notable periodo de crecimiento global.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 09/3/2019 - 12:00 am
Peter Drucker, ese gran líder empresarial nos rasca el cerebro al pautar: "Los resultados se obtienen al explotar las oportunidades, no al resolver los problemas".
Y todo parece indicar que la gestión de turismo se ha visto empañada por apagafuegos en lugar de visionarios.
Paralelamente, la gestión del Canal de Panamá ha logrado durante el periodo de dirección panameña, desde inicios de siglo, revolucionarios cambios y resultados a través de otro corolario de Drucker: "Si quieres algo nuevo, tienes que dejar de hacer algo viejo".
Sin duda alguna el proyecto de expansión del canal afloró nueva vida y vigencia a la empresa logística istmeña, dotándole de las herramientas para su continuado éxito y futura vigencia.
La errática ausencia de planificación en la industria sin chimeneas ha resultado en cifras negativas durante un notable periodo de crecimiento global.
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Mientras la tendencia lleva al rediseño en transporte hacia opciones tales como Uber, en reemplazo del tradicional taxi por la garantía de un servicio que permite al usuario la calificación de cada movimiento, el pago automático a través de tarjetas de crédito y el cálculo de tarifas preestablecidas en lugar del malsano "no voy", "el aire no funciona" y en ausencia del taxímetro, el fatídico "gringo pricing".
Asimismo, mientras la Ley 8 de 1994 incentiva la construcción de hoteles en la ciudad de Panamá a través de jugosos acicates y exoneraciones que nos llevaron a la proliferación de centros de hospitalidad no le complementamos con atractivos que asegurasen el éxito de su gestión, mucho menos previmos la génesis de Airbnb, el fenómeno en línea que conecta a personas alrededor del mundo que tienen espacio de sobra en su casa, apartamento o propiedad con aquellos que están buscando un lugar dónde hospedarse.
En hospitalidad y en transporte, para no adentrarnos en otros menesteres del turismo, la forma tradicional de hacer las cosas tiene que cambiar para asegurar la continuada vigencia del emprendimiento, sino estamos condenados al rotundo fracaso.
Un ejemplo clásico en nuestra capital es el aeropuerto de Tocumen, que bien pudiese servir como una vitrina, una seductiva invitación a conocer lo que ofrecemos.
Allí las cintas mecánicas, sin excusas ni explicación, no funcionan. El año pasado la entrada de pasajeros al istmo a través del aeródromo, disminuyó un inauditamente absurdo 7% en relación con el año 2017.
Turismo no es solamente pautar, publicitar en medios foráneos, las bondades de la oferta.
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Es asegurar que ella sea abundante, lozana y novedosa.
Hace unos años, al inicio del proyecto Cubitá en Chitré, que dotó a la ciudad que "crece sola" de un hotel cinco estrellas, se formuló la génesis de Cubitá Tours como un anzuelo al visitante extranjero para extender su estadía en la estancia.
Así, por ejemplo, se ejecuta la ruta del ron, una novedosa e interesante gira a la Hacienda San Isidro para verificar el proceso de fermentación del Ron Abuelo en Pesé.
La semana pasada, a pesar de contar con reservaciones confirmadas a la gira, esta fue cancelada a una pareja de Boston, "por falta de volumen". Inaceptable.
Si no prestamos atención al detalle, a los pormenores, a los cambios que afectan a la industria, si reaccionamos en lugar de innovar, estamos condenados al más vil de los fracasos.
Y duele a más no poder en un medio que se presta para una vigorosa explotación de sus recursos.
¿Se imaginan ustedes el canal sin ampliación en 2050?
Líder empresarial.
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