El enemigo que llevamos dentro
- Rómulo Emiliani
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- - Publicado: 23/6/2018 - 12:00 am
Ese gran enemigo que llevamos dentro, que es capaz de hacer de una persona un monstruo o un ser inservible se llama el falso ego. Está construido de mil experiencias negativas y positivas, que mezcladas, sin un conocimiento profundo de uno mismo, engendran una conciencia demente del propio ser. Esa conciencia distorsionada del ser aparece como una pantalla que presenta una imagen nada auténtica de una persona. La mujer que vende su cuerpo en una esquina tiene un falso ego que la hace ver como un ser que no vale nada, simplemente como una masa de carne que se vende a hombres para que sacien sus instintos. El asesino a sueldo, que está dispuesto por dinero a matar a cualquier persona, se ve a sí mismo como una máquina de destrucción insensible y perversa, y ve a sus víctimas como gente que no vale nada. Así como se ve a él, ve a los demás.
La persona que crece en un ambiente elitista y racista, donde todos creen que por ser de tal clase social y color de la piel son superiores a los demás. A la gente que crece en barrios humildes y se le inculca la idea de que son menos, de que no puedan hacer nada para salir de la pobreza, de que son poco inteligentes por naturaleza y de que lo único que pueden hacer es robar, serán personas que terminarán en la vagancia y en la delincuencia. Cuando los falsos egos se apropian de organizaciones como partidos políticos, clases sociales, religiones, regiones geográficas, naciones, incluso seguidores de un equipo de fútbol, actúan como entidades excluyentes, agresivas, dominadoras y todo se construye pensando en su grupo. De ahí vienen los fanatismos con todas sus consecuencias.
Recordemos el principio psicológico: Así como me veo, me comporto. El falso ego nos puede convertir en depredadores de los demás, o también en víctimas pasivas de otros. El fatalismo es esa condición psicosocial que hace creer a las personas que uno está determinado a actuar en formas muy concretas, de las que nada se puede hacer para cambiarlas "Mis antepasados, mi padre inclusive, han sido violentos y hasta asesinos, yo también lo seré". "Mi abuela y mi madre han sido prostitutas, yo también lo seré". "En mi país, mi pueblo, mi familia, todos hemos sido perdedores, fracasados, gente de tercera categoría, yo también lo seré".
¿Cómo romper con todo esto? Este es el gran reto. Cómo limpiar nuestra mente de tanta basura recogida desde que somos niños y descubrir nuestra auténtica identidad, nuestro verdadero ego, es toda una proeza. Cómo saber que somos seres racionales, espíritus encarnados, creados a imagen y semejanza de Dios, templos del Espíritu Santo, hijos de Dios Padre en Cristo, hermanos con toda la creación, iguales en dignidad y comprometidos a hacer de la tierra un mundo mejor, es la clave. Y recuerde, con Dios somos invencibles. /Monseñor.
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