En cuando dignidad se refiere

La dignidad es el sello puesto por Dios a su obra máxima que es el ser humano. Allí está estampada su firma, que atestigua la originalidad y calidad única de la obra suya, que todos debemos respetar. Así como si ves un cuadro o escultura, o un mural, que sabes que lo hizo Miguel Ángel, o cualquier pintor o escultor célebre, le nace a uno un respeto y cuidado único, porque es una obra famosa, igual con el ser humano. La dignidad es el escudo que Dios pone en toda persona para que nadie lo agreda, lo humille, lo maltrate.

La dignidad es el honor inherente a todo ser humano que lo hace de por sí valioso, noble, respetable, no importa su condición social o económica. La dignidad es la grandeza única que tiene cualquier persona por haber sido creada por Dios, muy por encima de cualquier título, cargo, riqueza, que dé el mundo. Esa grandeza tiene que ver con algo que se llama ser hijo de Dios, título y realidad única, que supera cualquier otro título o cargo no importa el grado de ministerio eclesiástico que se tenga, o nobleza o realeza humana. Ser hijo de Dios es una bendición, honor, privilegio, realidad que trasciende los tiempos y que te hace ser con Cristo coheredero del Reino de los Cielos. Y todo eso gracias a la sangre derramada en la Cruz que nos redimió y nos salvó del pecado y de la muerte eterna.

Nadie nos podrá arrebatar nuestra dignidad, como tampoco el ser hijo de Dios. Nadie nos podrá quitar, robar el haber sido redimidos por Cristo; el tener como herencia el cielo prometido. Esta dignidad que viene de ser hijos de Dios nos hace merecer respeto, el tener el derecho a vivir, a realizarnos como personas, a cultivar la fe, a escoger nuestras metas, a expresar nuestros pensamientos libremente. Ya se sea campesino, obrero, profesional de cualquier carrera, clérigo, pobre, rico, blanco o pobre, toda persona tiene dignidad.

Aún el preso tiene igual dignidad. Perderá temporalmente ciertos derechos, pero su dignidad sigue intacta. Comprender esto y promoverlo haría de este mundo, un mundo mejor. Habría más justicia, respeto a la vida, oportunidades para todos de participar de los bienes de la creación. Habría mucho menos clasismo y racismo. Habría mucho menos violencia, fanatismos políticos y religiosos. Se comprendería que tienen derecho a expresar sus ideas los que tengan pensamientos diferentes a nosotros. Reconocer la dignidad de cada uno es reconocer que todos merecemos respeto. Que nadie es menos ni más que nadie. Y el que exista el respeto garantiza que no se maltrate, no se margine a ninguna persona.