Panamá
Impulsando el turismo canalero
- Jaime Figueroa Navarro
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Bajo este esquema, la totalidad de los cruceros que transitan el Canal, harían escala obligatoria de mínimo dos jornadas en el lago.
A pesar de todas las campañas y recientes denuedos por diversificar nuestro turismo, el sobresaliente magneto que ubica a Panamá en el mapa del turismo mundial continúa siendo su canal. Resulta bien sencillo analizar sus raíces.
Durante sus primeras clases de historia, a los niños de escuela de Estados Unidos les inculcan un premeditado relato que se centra en el desarrollo de lo que ellos denominan Civilización Occidental con un enfoque de sus orígenes cuasi europeos, pasando la página al desarrollo de la gran potencia con inicios en Jamestown un siglo posterior al descubrimiento del istmo, donde al empollar el siglo XX toma abierta posesión de lo que ellos denominan "Americas", nada menos que el resto del continente americano con la excepción de Canadá, reemplazando la doctrina Monroe de 1823 por la política del Gran Garrote, que da inicio a la construcción del Canal de Panamá.
Ello corre el velo a la fascinación por el istmo, su enorme atractivo como destino turístico, sobre el subcontinente rezagado, para la mayoría de los visitantes a Panamá, que provienen de Estados Unidos y es por ello, como ejemplo, que las travesías a través del Canal resultan el atractivo número uno de los cruceristas.
Entonces, aquello hay que explotarlo con vigor, con ausentes brios, que sobrepasen la verguenza en que se ha convertido el desfasado Centro de Visitantes de Miraflores, actualmente en estado de abandono, aun así, divergido en ausencia de mentes pensantes que puedan de forma metamórfica aumentar la valía de la experiencia, aprovechando para así explotar robustamente los otros atractivos circundantes. Planteamos vehemente hace más de una década desde las trincheras de la comisión de turismo de APEDE, ante los oídos sordos de nuestras autoridades, la erección de un parque ecológico, único en el mundo en las riberas del lago Gatún, bajo la tutela de Disney y Smithsonian, como ejemplo, para multiplicar las raquíticas cifras del turismo nacional.
Bajo este esquema, la totalidad de los cruceros que transitan el canal, harían escala obligatoria de mínimo dos jornadas en el lago, para brindar una vivencia sin par a los visitantes. El árido panorama de nuestro actual esfuerzo refleja cifras temiblemente infecundas en relación con los países del área. Muchos nos acusan de apuntar injustamente el dedo hacia México, que es una potencia. mundial en el turismo. Otros, del fenómeno fulgurante de la República Dominicana o del resonante "Pura Vida" de nuestros vecinos ticos.
Examinando otros casos, veamos como muestra las islas Banamas, donde avistamos un espumante renacer post-COVID. Para 2025, el archipiélago acogió 9,654,838 visitantes, incremento año a año del 38% y un 33% de incremento sobre el récord previo de 2019. ¿Por qué Panamá refleja cifras oficiales que reflejan un 25% de los resultados de Bahamas? El catecismo del turismo local demanda un drástico cambio. Sencillamente continuar con más de lo mismo conlleva un crecimiento negativo en relación con nuestros competidores. Llanamente, hay que pulir el inventario existente y mantequillar con visión y creatividad el pan de nuevos magnetos que permitan un despegue multiplicador impulsado por procesos, más que por tradiciones.
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