Mensaje
La casa del terror
... al ver los primeros síntomas de los pensamientos negativos que toca las emociones, dar la señal de alerta y empezar la purificación de la mente. Urge promover los pensamientos positivos, acrecentar la oración y meditación, buscar los medios normales de bajar el estrés como caminar u otras clases de ejercicios, y distraerse con actividades que despejen la mente.
- Rómulo Emiliani
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- - Publicado: 11/12/2021 - 12:00 am
Las torturas en los campos de concentración nazis, igual que las que se han dado en toda la historia de la humanidad, han rivalizado en atrocidad. Siempre, al final, lo que buscan es minar la resistencia de la víctima, sea para sacar información, o para humillarlos y que griten, supliquen, pidan clemencia, y al final, si no muere el apresado, hacerle ver que con el poder reinante no se metan.
Arrancar las uñas, despellejar al torturado, sacar los ojos, o colgarlos de las manos por horas, o la clásica tortura de la gota de agua en la cabeza por días y días, todas son formas degradantes, sádicas, malignas del ser humano para hacer daño.
Puede que a usted le pase lo mismo, en diferentes grados o niveles de intensidad, pero en su mente. Los clásicos celos, el complejo de culpa o de inferioridad, el deseo de venganza, la envidia, y los terribles miedos son salas en la gran cámara de tortura mental para que usted se haga daño a sí mismo y se vaya aniquilando.
El asunto es que parte de la tortura mental consiste en ir acrecentando las imágenes y emociones dañinas, alimentadas por el pensamiento negativo. Así se hace en las clásicas torturas. Poco a poco el reo va experimentando cómo se acrecienta el sufrimiento y se van restando fuerzas espirituales, mentales, emocionales y físicas.
El torturador aumenta el grado de intensidad del método escogido hasta que la víctima se rinda. En nuestra mente vamos con los días aumentando los pensamientos e imágenes que ocupan gran parte de nuestra mente e imaginación.
Por eso es que al final la persona puede recurrir a la violencia para saciar su odio o sus celos, su envidia o en caso propio, su complejo de culpa. Y, algunas veces, la violencia termina en muerte.
Muchas veces la tortura mental genera groserías, insultos, o sutiles venganzas y formas para saciar la maligna envidia, como murmuraciones, levantar falsos o calumnias. La mente infectada es muy peligrosa y daña a la propia persona, inclusive llevándola a la depresión, pasando antes por la angustia y la frustración.
Debemos tener mucho cuidado con esto y al ver los primeros síntomas de los pensamientos negativos que tocan las emociones, dar la señal de alerta y empezar la purificación de la mente. Urge promover los pensamientos positivos, acrecentar la oración y meditación, descansar un poco más, buscar los medios normales de bajar el estrés como caminar u otras clases de ejercicios, y distraerse con actividades que despejen la mente.
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Por eso el oír música, el pintar, trabajar el jardín, interactuar con mascotas ayuda mucho. No digamos la sana convivencia con amigos de verdad. Y en caso necesario se acude al psicólogo o a un consejero espiritual.
Monseñor.
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