Los padres de la nueva era
Acciones gubernamentales como las escuelas para padres, charlas, conferencias y exposiciones, son consideradas como auxiliar de la labor estatal.
- Ricardo Enrique Molinar Joly
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- - Publicado: 10/3/2020 - 12:00 am
Una de las premisas que sitúa a nuestros aprendientes en la cúspide de su formación, es el acompañamiento de sus padres en todos los procesos formativos. Esta responsabilidad debe ser heredadas generación por generación, como resultado de una crianza incuestionable, sustentada en los resultados que se forjan como parte del desarrollo y crecimientos de nuestros hijos.
Es evidente que en este nuevo siglo las normas de crianza han tenido variación; algunos les atribuyen esta debilidad a las nuevas estrategias de permisividad y complacencia de los nuevos roles paternales, aunado al escenario de comportamiento propio de los Millennials, procreación esta nacida entre 1982 y el año 2000; cuyas características se sujetan al apego de la tecnología, emprendurismo, educación contínua y, sobre todo, el constante interés de cambios.
A diferencia de los categorizados generación X, los cuales son descendientes, por lo general, de familias conservadoras, crecieron juntos a los avances tecnológicos, realizan innumerables actividades culturales, al aire libre y les gusta compartir en familia y con buenos amigos; este escenario ratificaba la socialización, solidaridad y humanización de los seres humanos.
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Hoy día el panorama que se observa con nuestros educandos, en un gran porcentaje es preocupante, ya que se muestra una desconexión entre los enfoques de inquietud, seguimientos y reforzamientos de padres a hijos, en cuanto a educación se refiere. Cada día se muestra más el desinterés y desvinculación de progenitores y descendientes, los cuales en gran mayoría solo aparecen para sustentar el cobro de las ayudas estatales.
Acciones gubernamentales como las escuelas para padres, charlas, conferencias y exposiciones, son consideradas como auxiliar de la labor estatal, las cuales deben estar fundamentadas en cada hogar, producto de la transmisión de conductas y comportamientos adecuados para una plena convivencia en colectividad.
Nuestra sociedad está a espera de padres y madres comprometidos, los cuales puedan comprender que los centros educativos son más que depósitos de seres, los cuales se entrega a las escuelas en el mes de marzo y regreso en el mes de diciembre a buscar los resultados; he de allí que por falta de acecho nos enteramos tardíamente de la gran cantidad de reprobaciones que se afloran, producto del descuido y poco seguimiento de la formación de nuestros hijos.
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Las escuelas y colegios poseen las herramientas para colaborar con la formación de los alumnos, pero su acción se solidifica de la mano de la entrega constante y permanente de los acudientes y padres de familias; estos deben percibir que el éxito del proceso se logrará con su entrega incondicional y seguimiento permanente, los cuales admitirán hacer las adecuaciones necesarias para la obtención de buenos resultados favorables a la formación de sus descendencias.
El crecimiento personal, se garantiza con las constantes rectificaciones, cuyas determinaciones no sean alejadas a lo esperado favorablemente por la sociedad; indicativo este que nos establece un horizonte muy claro para comprender el compromiso que debe poseer cada actor paternal para lograr éxito en la educación de sus hijos, de otra forma difícilmente funcionará.
Docente universitario
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