Otra vez sobre trabajo infantil
Publicado 2005/12/12 00:00:00
Todavía no cesa el malestar, tras la prohibición del Gobierno de sacar de su trabajo a menores empacadores de los supermercados. Centenares de ellos vuelven no a sus casas ni escuelas -que están cerradas por vacaciones- sino al ocio, las calles y la tentación de los vicios por no hacer nada.
¿Campos de juego? ¡Cuentos! Todos son centros de chupatas, venta de drogas, ajustes de cuentas y balaceras. Para colmos, figuras públicas de éxito han estado dando testimonio de la beneficiosa experiencia de laborar desde niños como el mejor medio para educarse, aprender disciplina y adquirir el hábito del trabajo. La vida no es fácil y hay que saber alternar, desde muy pequeños, el estudio, el juego y, sobre todo, lo edificante que es ganarse un ingreso honradamente por esfuerzo propio, en condiciones de seguridad, buen trato y comodidad.
Un conocido periodista y corredor de bienes raíces relató cómo, por los años 60, siendo niño, trabajaba en un puesto de buhonería, gracias a cuyos ingresos pudo costear sus estudios en el Instituto Nacional. Ahora es graduado universitario, prominente hombre de negocios y miembro de organizaciones cívicas. Contó que, por aquellos días, su pesadilla eran los inspectores de Trabajo. Si se lo hubieran impedido, habría sido más difícil.
Otro, que labora frente a las cámaras de televisión comentó hace poco que si le hubieran privado de trabajar el campo junto con su padre, no sería el hombre de bien que ahora es. También un conocido abogado, dueño de un bufete y prominente ganadero, contó que, de niño, vendía verduras y frutas en el mercado, negocio que continuó para pagar sus estudios de Derecho. Otro abogado fue criado por sus padres en un área pobre de San Pablo, Veraguas, junto a seis hermanos, en medio de duras faenas agrícolas que todos, mujeres y hombres, desempeñaron desde niños. Hoy su madre vive en el mismo lugar como una reina, en una mansión con aire acondicionado y televisión por satélite, entre otras comodidades, espontánea cosecha de gratitud generosa, por sembrar trabajo y amor en sus hijos que son todos profesionales exitosos en distintas disciplinas. Cada año se reúnen todos, con una treintena de nietos y biznietos en torno a ella. ¿Hay algo más lindo?
¿Campos de juego? ¡Cuentos! Todos son centros de chupatas, venta de drogas, ajustes de cuentas y balaceras. Para colmos, figuras públicas de éxito han estado dando testimonio de la beneficiosa experiencia de laborar desde niños como el mejor medio para educarse, aprender disciplina y adquirir el hábito del trabajo. La vida no es fácil y hay que saber alternar, desde muy pequeños, el estudio, el juego y, sobre todo, lo edificante que es ganarse un ingreso honradamente por esfuerzo propio, en condiciones de seguridad, buen trato y comodidad.
Un conocido periodista y corredor de bienes raíces relató cómo, por los años 60, siendo niño, trabajaba en un puesto de buhonería, gracias a cuyos ingresos pudo costear sus estudios en el Instituto Nacional. Ahora es graduado universitario, prominente hombre de negocios y miembro de organizaciones cívicas. Contó que, por aquellos días, su pesadilla eran los inspectores de Trabajo. Si se lo hubieran impedido, habría sido más difícil.
Otro, que labora frente a las cámaras de televisión comentó hace poco que si le hubieran privado de trabajar el campo junto con su padre, no sería el hombre de bien que ahora es. También un conocido abogado, dueño de un bufete y prominente ganadero, contó que, de niño, vendía verduras y frutas en el mercado, negocio que continuó para pagar sus estudios de Derecho. Otro abogado fue criado por sus padres en un área pobre de San Pablo, Veraguas, junto a seis hermanos, en medio de duras faenas agrícolas que todos, mujeres y hombres, desempeñaron desde niños. Hoy su madre vive en el mismo lugar como una reina, en una mansión con aire acondicionado y televisión por satélite, entre otras comodidades, espontánea cosecha de gratitud generosa, por sembrar trabajo y amor en sus hijos que son todos profesionales exitosos en distintas disciplinas. Cada año se reúnen todos, con una treintena de nietos y biznietos en torno a ella. ¿Hay algo más lindo?
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