Pax Americana
...el tema del racismo, tan profundo aún en una sociedad americana que recién eligió a un presidente negro y le reemplazó por otro muy racista, aceptaba tenuemente el linchamiento de negros y "chocolates", como apodan ahora a los latinos...
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 06/6/2020 - 12:00 am
Zonians, los colonos de la Zona del Canal, merodeaban tranquilos en su feudo a mediados de la década de los 60 del siglo pasado, con su muy definida estratificación social: los hombres blancos monopolizaban las posiciones de poder, a los negros los ubicaban en solares apartados, pueblitos anexos con nombres bonitos como Paraíso.
Los panameños eran la llaga que espoleaba, cual indígenas del Medio Oeste, desobedientemente detonando en enero de 1964.
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Existe un simbólico paralelismo, entre aquellos "ugly Americans", su desplazamiento de tropas, ante el constante mosquiteo de patriotas panameños que superaron el cerco de la policía de la zona y la utilización de tropas contra las actuales protestas en su tierra, con la única diferencia que los patriotas ya no son istmeños sino autóctonos.
Sin duda alguna, al igual que el 9 de enero y los días subsiguientes, existieron casos de pillaje.
Siempre la zozobra es aprovechada por algunos.
Pero tal como podemos constatar con los recientes hechos, las protestas se han tornado pacíficas y en gran parte, libres de saqueos.
Y sus consecuencias, al igual que los tratados que "cedieron" la Zona del Canal a Panamá, serán lentas pero activas y perennes en el cambio.
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Ante todo, estamos frente a una sociedad americana armada hasta los dientes. La venta de rifles de alto calibre y municiones son amparadas por la segunda enmienda de la constitución que dice: "para asegurar un Estado libre, el derecho de los ciudadanos a portar armas no será infringido". Podríamos alegar que algo desfasado anda el tema, ya no estamos en 1787, ni existe el peligro de un ataque británico, tal cual no acaece la tiranía a la que refiere la Marsellesa ni la victoria de nuestro himno nacional.
El coronel retirado Robert Kelly, de los Marines, era mi oficial era mi Oficial de Táctica en la academia militar de Valley Forge.
Era de los pocos cadetes que se acercaban a su oficina a departir.
Él sabía que cuando yo llegaba, la conversación podría tornarse espinosa, pero creo que le deleitaba por la franqueza del momento.
A pesar de ser guerrero, posterior a una honrosa carrera, Kelly detestaba las armas, sobremanera en manos de las masas.
A pesar de estar registrado en la Asociación Nacional del Rifle (NRA), más por seguridad que por convicción, coincidían nuestros pensamientos.
Entonces el tema del racismo, tan profundo aún en una sociedad americana que recién eligió a un presidente negro y le reemplazó por otro muy racista, aceptaba tenuemente el linchamiento de negros y "chocolates", como apodan ahora a los latinos, y su maltrato por parte de la policía o de hombres armados que a finales de febrero asesinaron a Ahmaud Arbery, mientras trotaba por su barriada en Brunswick, Georgia.
Evidenciamos con espanto el peligroso desplazamiento de una milicia blanca armada contando con el metódico apoyo del presidente Trump (quien tuiteó "liberen Michigan") en protestas a favor del levantamiento de la cuarentena en la casa de gobierno de Michigan, en Lansing, el mes pasado.
Todo sobrevino su vértice el lunes 25 de mayo cuando George Floyd fue vilmente asesinado por el agente de policía Derek Chauvin en Minneapolis, bajo el quejido de "no puedo respirar", posterior a ocho agónicos minutos grabados bajo el peso de la rodilla sobre su cuello.
¡Que demoraran 4 días en arrestarle bajo cargos relativamente blandos a pesar de la evidencia, demuestra la falla en el sistema judicial norteño! Tan inaudito como el resultado de la autopsia al encontrarse en posterior escruto la causal de muerte como asfixia y no "la presencia de potenciales drogas y temas de salud" en la víctima.
Las declaraciones de todos los expresidentes sobre la falta de justicia y necesidad de un evidente cambio en la administración pública, fueron atenuadas por las del exsecretario de Defensa James Mattis, quien, en referencia al presidente Trump, señaló: "Cuando me alisté, hace 50 años, juré defender la Constitución. Nunca se me ocurrió pensar que a tropas que habían hecho el mismo juramento, se les ordenara violar los derechos constitucionales de sus conciudadanos".
Debe estar revolcándose en su tumba mi coronel Kelly.
Líder empresarial.
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