Ratificación de magistradas
Un presidente rechazado
El pueblo habló y ganó. Días antes, el presidente había dicho que el "Estado siempre gana". Pero esta vez, sin dudas, le tocó perder y el presidente fue rechazado.
- Cristóbal Silva
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- - Publicado: 07/2/2018 - 12:00 am
El día 30 de enero ocurrió un acontecimiento nunca antes visto por los panameños. El pleno de la Asamblea de Diputados rechazó de forma muy clara, 52 votos a 18, una propuesta del presidente de la República. El propósito de ratificación de las dos abogadas designadas para iniciar como nuevas magistradas para la Corte Suprema fue frustrado por la presión del pueblo que desde un principio levantó su voz en rechazo a tal proposición presidencial.
Este acto constituyó un hecho inédito e histórico y de mucho interés para los ciudadanos. Por primera vez, a pesar de la Constitución de corte presidencialista que tenemos, preparada bajo la sombra de una dictadura militar en 1972, la que mantiene el poder político concentrado, el cual en su momento solo fue trasladado desde el cuartel de la Guardia Nacional en la Avenida A a la Presidencia en San Felipe, una propuesta del presidente presentada ante la Asamblea es derrotada y de forma contundente.
Fue evidente que desde los inicios del proceso de ratificación, los ciudadanos mostraron gran interés en dar seguimiento a los acontecimientos. También se evidenció una marcada tendencia contraria a expresar opiniones a favor de una aprobación, en virtud de que se consideró que el presidente había actuado de forma inconsulta, arbitraria y con poca transparencia.
Ante la Comisión de Credenciales, a la que le toca pasar el primer examen en estos casos, desfiló un gran número de ciudadanos de casi todos los estratos sociales. Durante ese proceso se percibió y evidenció que las designadas no cumplían con requisitos fundamentales para la magistratura, como independencia, objetividad y suficiente experiencia, más allá de lo técnico.
El día de la votación en la Asamblea, se vivió un ambiente de un plebiscito. El pueblo mostró su opinión generalizada en cuanto al desempeño, poco envidiable, del Gobierno en estos tres y medio años de gestión. Expresó su hastío ante el empeoramiento de la calidad de vida que se ha experimentado en el país con el gobierno del Sr. Varela.
Luego de recibir tan contundente derrota, el presidente sale a ofrecer un discurso sin ton ni son, aún defendiendo su propuesta, como si tratara de desconocer el querer del pueblo, el cual evidentemente había rechazado su propuesta. Esto pareció un acto de terquedad y engreimiento de un presidente que continúa pensando que, en lugar de ser un presidente, es un rey, el cual de forma arrogante les dice a sus súbditos que tienen que aceptar sus decisiones sí o sí.
El pueblo habló y ganó. Días antes, el presidente había dicho que el "Estado siempre gana". Pero esta vez, sin dudas, le tocó perder y el presidente fue rechazado.
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