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Estilo de vida en Alaska
Mayra Montenegro - Publicado:
Visitar Alaska, conocida como la Ultima Frontera, es un sueño para cualquier persona.Sus pintorescos lugares, cada una de sus calles y sus reconocidos glaciares, son la admiración de los visitantes que anualmente se dejan envolver por sus impresionantes paisajes.Esta experiencia puede ser doblemente agradable si se elige realizar el recorrido a través de un crucero cinco estrellas, como el Star Princess, el último que Princess ha agregado a su flota.Este inmenso barco, que hizo su viaje inaugural en el mes de marzo, recibió a un grupo de 17 panameños, en su mayoría representantes de agencias de viajes del país, que fueron invitados por Princess Cruisses, para que conocieran Glacier Bay, Skagway, Juneau y Ketchikan, la ruta del Golfo que muestra el encanto de Alaska.De igual forma, Continental Airlines se unió a esta aventura trasladando al grupo hacia Alaska, un recorrido que a pesar de la distancia y las dos escalas, Houston y Seattle, valió la pena.Desde el avión, la naturaleza nos dio la bienvenida.Las montañas cubiertas por una especie de manto blanco contrastaban con el intenso color naranja del sol que se despedía en el horizonte.Aquella imagen podría inspirar a cualquier pintor, amante de la belleza natural.Contrario a lo que imaginamos en cuanto al frío, una brisa refrescante golpeó nuestro rostro al enfrentarnos a Anchorage, la ciudad que concentra el 50% de la población total de Alaska y que sirve como centro de transporte para todo el estado.La temperatura agradable fue el mejor indicativo para mantener guardados los abrigos, gorras y guantes.Un recorrido rápido por la ciudad nos llevó al Heritage Library Museum, en el que se mantiene una colección de armas, mapas, cuadros y herramientas que describen la historia del estado.Uno de los grandes atractivos turísticos es el zoológico y el Earthquake Park, donde se observan los animales en libertad.A cuatro horas de allí está el Chugach State Park, uno de los espacios naturales más grandes del país.Una de las áreas que se recomienda visitar es Portage Glacier, localizada al sur de Anchorage.Nos asombró el contraste de divisar las montañas vestidas de blanco con el calor que sentimos un día después de llegar a Anchorage, lo que nos hacía dudar del lugar donde nos encontrábamos.Expresiones como "¡Nadie me va a creer que hacía calor en Alaska!" y repentinos cambios de vestuarios, en el que los suéteres de lana y abrigos eran nuestros distintivos, marcaron la salida del centro de Anchorage.¡Gracias a Dios!, la temperatura fue variando a medida que nos alejábamos del centro de la ciudad y nos acercamos a Seward, donde abordaríamos el crucero.Durante el recorrido en autobús grandes árboles marcaban el camino de la carretera, mientras que en la cima las montañas todavía estaban teñidas de blanco.En otras áreas eran visibles pequeños riachuelos que corrían de la cúspide.Alguien comentó que el verano había entrado y nos regalaba ese espectáculo.A lo largo de la ruta también se observaban a pescadores con instrumentos rudimentarios, disfrutando de su tarea, bendecidos por un espectacular día soleado.A medida que avanzábamos, un guía explicó que Anchorage fue utilizada como ciudad campamento por los trabajadores que participaban en la construcción del Alaska Railroad, a principios del siglo XX.Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial y debido a la construcción de la Alaska Highway, la ciudad amplió su tamaño e importancia.Pero no fue hasta que se inauguró el aeropuerto lo que convirtió a Anchorage, en lo que muchos conocen como la «Encrucijada del Mundo».Alaska lleva habitada más tiempo que cualquier otro lugar de las Américas.Lo primero que uno imagina cuando piensa en ella es en el frío y sin embargo, hay otro rasgo físico mucho más destacable, su extensión.Es el más grande de los 50 estados que componen la Unión.El 18 de octubre de 1967, el Secretario de Estado, William Seward adquirió este territorio a la Unión Soviética por poco más de siete millones de dólares.Además del comercio de pieles, la aparición de oro supuso numerosas riquezas que le reportaron el reconocimiento de Estado en 1959.El sólo nombre de este lugar de 600,000 habitantes, un derivado de Alayeska, una palabra athabasca que significa «gran tierra del oeste», deja volar la imaginación.La naturaleza es el principal atractivo de esta región, lo que implica que viajar a Alaska es una aventura.Si a usted le gustan los volcanes, los bosques y sabe encontrar la belleza de la nieve y el hielo, se sentirá de maravilla en este paraíso.