Fría seducción de Marlene Dietrich
Publicado 2001/12/28 00:00:00
Casi todo el que piensa en Marlene Dietrich recuerda el rostro borroso y la interminables piernas, con las que, la quizás más perfecta "femme fatale" de la historia, seducía al mundo. Pero ya desde su juventud, cuando actuaba en oscuros cabarets de Berlín, Marlene Dietrich era una mujer especial.
En el Berlín de los años veinte, esta mujer de extraña belleza ya chocaba a sus compatriotas con su costumbre de vestirse con pantalones y seducir por igual a hombres y mujeres; entre estos primeros amores berlineses estaba otra belleza excepcional: Greta Garbo, pero ya vendrían otros, como Kennedy o Hemingway.
El Angel Azul (1930) fue a la vez el primer papel y el primer éxito cinematográfico de la Dietrich. De ahí siguieron rápidamente los contratos y el viaje a Hollywood, donde esta alemana terminaría por convertirse en uno de los más perfectos ejemplos de la "diva".
En el Berlín de los años veinte, esta mujer de extraña belleza ya chocaba a sus compatriotas con su costumbre de vestirse con pantalones y seducir por igual a hombres y mujeres; entre estos primeros amores berlineses estaba otra belleza excepcional: Greta Garbo, pero ya vendrían otros, como Kennedy o Hemingway.
El Angel Azul (1930) fue a la vez el primer papel y el primer éxito cinematográfico de la Dietrich. De ahí siguieron rápidamente los contratos y el viaje a Hollywood, donde esta alemana terminaría por convertirse en uno de los más perfectos ejemplos de la "diva".
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