Minería ilegal se multiplica y suprime a la competencia
- Enedelkis Magallón/@EnedelkisM.
Desde Chepo hasta Darién, zonas de potencial minero, prolifera la minería clandestina, que evade cuantiosas sumas de dinero en impuestos. Una concesión, tanto de minería metálica como no metálica, invierte de tres millones hasta $6,000 millones.

La minería clandestina en Panamá prolifera en el país, desde Chepo hasta Darién, y atenta no solo en contra de los beneficios económicos que pueda percibir el Estado, sino que permite que los materiales extraídos se vendan a menor precio, lo que genera una competencia desleal.
Según los empresarios, la actividad ilegal no tiene cargas financieras como las que asumen una concesionaria y al no detectarlas debido a que no se mantienen siempre en una misma área, el Estado panameño enfrenta millonarias fugas de dinero, explicaron los involucrados, lo que causa además daños irreparables al ambiente.
En ese sentido, el presidente de la Cámara Minera de Panamá (Camipa), Zorel Morales, enfatizó: “Sabemos de fuentes que conocen los sitios, que la minería ilegal está proliferando en toda la zona desde Chepo a Darién”.
Según Morales, “es obvio, es más fácil producir en la ilegalidad que enfrentar trámites burocráticos eternos”.
Mientras, el empresario Roberto Cuevas señaló que la minería ilegal nunca paga las cuantiosas inversiones que se necesitan para este tipo de actividad.
“Una concesión de extracción de materiales de la construcción, como arena y piedra, invierte de 3 a 6 millones de dólares, mientras que una de oro o cobre podría llegar hasta los 6 mil millones de dólares”, aseguró Cuevas.
Destacó, además, los créditos financieros que asumen las concesionarias legalmente establecidas.
“Cuando se adquiere una concesión se invierte un aporte de los accionistas, y por otro lado, con deudas financiadas por los bancos. El ilegal no tiene estas cargas financieras”, sostuvo.
Esta proliferación en áreas con gran potencial minero se debe a una precaria institucionalidad y capacidad técnica, con marcos legales ambiguos y contradictorios, con sistemas de otorgamiento de permisos mineros ineficientes, subjetivos y discrecionales, enfatizó Morales.
Morales aseguró que el Estado efectúa una clara invitación a la proliferación de la ilegalidad, no solamente en el caso de la extracción de minerales metálicos, sino que también en el caso de los agregados de construcción no metálicos.
Sin embargo, la minería se desarrolla en el país mediante varios parámetros y normas que los empresarios deben cumplir.
Uno de los primordiales es el estudio de impacto ambiental que se exige para la explotación minera que representa costos en la operación.
Según Cuevas, para cumplir con un estudio de impacto ambiental, requiere personal capacitado y supervisión.
Aparte de que la minería fraudulenta no colabora con el Estado en captar todos los beneficios económicos posibles que genera la actividad, se cometen delitos penales y ambientales como derrame de aceite y combustible en los ríos.
En cuanto a las penalidades, según información proporcionada por la Dirección de Recursos Minerales del Ministerio de Comercio e Industrias (Mici), las personas que incurran en estos delitos podrán ser sancionados con multas que van desde los $1,000 hasta los $10,000.
En tanto, en el aspecto ambiental, Félix Wing, secretario del Ministerio de Ambiente, indicó que no hay mínimos ni máximos en estas penas y se utilizan metodologías para calcular los daños y así establecer la cuantía de las multas.
Morales añadió que esta mala práctica se realiza en espacios prohibidos como las riberas de ríos, lagunas, cabeceras de cuencas y las zonas de áreas naturales protegidas y utiliza equipo y maquinaria pesada.
Mientras, Cuevas agregó que no se hace de manera ordenada, ni brinda compensación ni restauración en los lugares donde se ocasionan los daños, y esto perjudica al país.
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