Cuando los votos se botan
"No le peguen al partido", dicen unos; "Hay que barrer para dentro", dicen otros. Deformados, sin duda, por la forma clientelista en la que se formaron.
"No le peguen al partido", dicen unos; "Hay que barrer para dentro", dicen otros. Deformados, sin duda, por la forma clientelista en la que se formaron.
El Sionismo es el derecho a la tierra, a la siembra a la cosecha dentro de la más grande libertad humana.
El momento, desde luego, no es nada fácil. Las incesantes contiendas desgarradoras, totalmente inaceptables, nos están dejando sin palabras.
La crítica pública era considerada un arma fundamental para cuestionar el poder omnipotente y represivo del Estado.
A medida que la IA generativa se asienta, el trabajo se centra en garantizar un retorno de inversión medible para las organizaciones.
A pesar que la tenemos contemplada en la ley, estas diferentes formas de participación, para muchos la práctica sigue siendo limitada.
Es mortal. El sueño que aturde el raciocinio castra toda posibilidad de iniciativa y de creatividad. Manto peligroso es ese tipo de sueño.
Porque la libertad no es un baluarte en el que refugiarse, sino una cárcel, una prisión de cristal. Una burbuja que nos secuestra y nos enfrenta.
El Señor Martinelli Berrocal, según lo ha establecido el Tribunal Electoral, aun es candidato en firme.
Él es la vida plena, sin imperfecciones propias de lo finito. Está resucitado, por lo que no hay en él ninguna limitación propia nuestra.
Mientras el istmo se caldeaba en una debacle política a mediados de 1968, afianzábamos nuestros estudios de lenguas y cultura en un verano en Francia.
La situación actual del planeta, con sus moradores al frente, nos estamos enfrentando a riesgos sin precedentes.
A nuestro entender el Sionismo es un símbolo estandarte de la Libertad dentro de la historia de la civilización judía cristiana. Un símbolo eterno.
Nunca ningún reclamante tiene a razón, la razón siempre estará del lado de ellos, las empresas, porque ellos, simple o sencillamente, "son la misma razón".
Una ética furiosamente individualista, fundada en la exaltación del egoísmo y la competencia que es la norma moral del capitalismo de casino.
Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud.