Noriega, eje de un complot criminal
Cuando el general Noriega vio que su situación legal con Estados Unidos, por las acusaciones por narcotráfico y lavado de dinero empeoraron, propuso a EE.UU. un plan para asesinar a la cúpula del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
- Arnulfo Barroso / [email protected]
- - Actualizado: 31/5/2017 - 04:52 pm
Según documentos desclasificados de Estados Unidos, cuando el general Manuel Antonio Noriega vio que su situación legal con Estados Unidos, por las acusaciones por narcotráfico y lavado de dinero empeoraron, propuso a EE.UU. un plan para asesinar a la cúpula del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En la acusación de la Corte del distrito de Columbia, caso criminal No. 88-0088/02 GAG", se afirma que a finales de agosto de 1986, el teniente coronel Oliver North le comunicó a su jefe, el almirante John Poindexter, consejero de seguridad nacional del gobierno de Ronald Reagan, que un emisario del general Noriega propuso reunirse para negociar una salida a su situación legal.
Los documentos del caso Irán-Contras sostienen que el mensajero de Noriega adelantó a North que el general ofrecía "asesinar" a la dirigencia sandinista, a cambio de una promesa formal del Gobierno de Reagan de que "ayudaría a limpiar" su imagen y levantaría la prohibición de venta de armas a las Fuerzas de Defensa.
En primera instancia, North le respondió al emisario que "las leyes de Estados Unidos prohiben tales acciones", pero el enviado le ripostó que Noriega tenía "numerosos activos" (unidades infiltradas) en Nicaragua y que podría lograr "muchas cosas esenciales", como había hecho un año antes cuando ayudó al Gobierno norteamericano a volar un arsenal sandinista.
El atentado al que se refería el mensajero de Noriega se perpetró el 6 de marzo de 1985, cuando una serie de explosiones sacudieron Managua destruyendo una buena parte del Cuartel General Militar del Ejército Popular Sandinista, sus barracas, oficinas de oficiales y la armería. Los sandinistas calificaron la explosión como un accidente.
Frederick Kempe en su libro "Divorcing the dictator", editado en Nueva York en 1990, afirmó que el sabotaje no fue efectuado por los contras y que en la región sólo una agencia de inteligencia tenía la capacidad de montar una operación de esta magnitud, la comandada por Manuel Antonio Noriega.
Kempe plantea que Noriega buscaba ganar gracia con Estados Unidos y que pese a que no fue el cerebro central del atentado, perpetrado bajo el esquema inventado por el mercenario británico David Walker y el propio North, demostró ser "indispensable" para acciones de esta índole.
A juicio del escritor, Walker y North no tenían la habilidad de Noriega para infiltrarse en Nicaragua. El panameño proveyó la información vital sobre el cuartel, además de expertos en demolición para instalar y detonar los explosivos.
En los archivos desclasificados se informa que North le llevó la propuesta de Noriega a Poindexter y le informó que los británicos que condujeron la operación para hacer explotar el citado arsenal confirmaron que en la misma participó un "experto ordenanza civil panameño".
North le dijo entonces a Poindexter que efectivamente Noriega tenía la capacidad de conspiración de la que alardeaba y que el costo de cualquier operación con él podía ser costeado por el "Proyecto Democracia".
La propuesta de Noriega de reunirse con North llegó hasta los círculos más altos de la administración Reagan. El asistente del secretario de Estado, Elliot Abrahams, se la presentó al secretario de Estado, George Shultz, quien la autorizó.
Oliver North enfrentó un juicio en uno de los escándalos más grandes en Estados Unidos.
Inicialmente se pensó que la reunión podría efectuarse en Israel o en algún lugar de Europa, aprovechando los constantes viajes que Noriega hacía a estos lugares.
Poindexter también quedó convencido de la utilidad de Noriega para realizar sabotajes, pero desechó la idea de asesinar a la dirigencia sandinista.
No obstante, el consejero hizo incapié en que el Gobierno de Estados Unidos no podía de ninguna manera aparecer involucrado en esta trama.
Pero la ayuda de Noriega no parecía tan desinteresada. En los manuscritos sobre la reunión hechos por North se menciona que el general pidió un millón de dólares como pago por sus servicios.
El almirante instruyó entonces a North que se reuniera personalmente con Noriega para tratar el asunto. North y Noriega fijaron la reunión clandestina para finales de septiembre en Londres, Inglaterra.
Poindexter envió a través de North un mensaje para "Tony", como se le conocía en Panamá: "No tengo nada contra Noriega, con excepción de sus actividades ilegales".
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