¿Exceso o espíritu navideño?
Muchos panameños acostumbran a saturar de alimentos las mesas de fin de año, lo que provoca que los platillos se descompongan con mayor facilidad.
- M. Rivera
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- - Actualizado: 23/12/2017 - 10:53 am
Tamales, rosca, pavo, jamón, frutas... Estos son solo algunos de los alimentos con los que se acostumbra decorar la mesa navideña de los hogares panameños.
Mesas que visualmente están saturadas de comida y que para algunos no es bien visto, ya que puede romper algunas reglas protocolares; sin embargo, el sentir de quien la tiene es diferente, como Graciela Cajar, quien dice: "Me siento feliz porque tengo y hay casas que no tienen", además de los buenos comentarios de familiares y amigos por su sazón.
Pero... ¿realmente son exageradas nuestras mesas de fin de año? De acuerdo con la experta en etiqueta y protocolo, Penny Henríquez, "no", porque es parte de la tradición latinoamericana. "No podemos pretender que una mesa de Canadá sea igual a una panameña", y que más que cuestiones protocolares, se trata de costumbres.
Igual opina Cindy Pereira, consultora de imagen y protocolo: "No rompe para nada el protocolo, cada país tiene su cultura y también sus costumbres".
Proporción vs. cantidad
La experta recomienda tener en cuenta el tamaño de la mesa, ya que la cena es un tipo bufé y los invitados deben tener una buena visibilidad de lo que se les está brindando.
Grandes familias
A diferencia de otros países, en el nuestro no existe una hora exacta para comer, cada uno lo hace a la hora que mejor le convenga, comportamiento que no está mal, ya que es parte de la tradición.
Al ser numerosas las familias panameñas, no existe una mesa que cumpla con la cantidad de puestos que se requieren, por ello la informalidad de la cena es por comodidad, como señaló Penny.
Placer de comer
"No se ve mal que se coloque tanto sobre la mesa, porque todos los que van, van pensando en comer y que va a haber mucha comida", manifestó Penny.
Lo que para el psicólogo Alvin Bonilla está emocionalmente ligado al placer. "En sí, la comida es uno de los placeres fundamentales de la vida, y Navidad es una época en la que todos se abocan al disfrute", explicó Bonilla, quien considera también que la impulsividad y la presión social son factores que conllevan a que en muchos hogares ocurra este comportamiento, pues quieren que sus mesas tengan todo lo que ven en el supermercado o todo lo que tendrá dicho vecino.
Pero esto puede ser contraproducente, ya que el no poder seguir con la tradición de la abundancia de comida puede provocar diversos sentimientos de tristeza y hasta incluso una depresión.
Verdadero sentir
Más que reglas de comportamiento "para esta festividad, el protocolo de Navidad es divertirse y pasarla en familia", concluyó Henríquez.
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