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¿Sabe qué tipo de música está escuchando su hijo?
- Rainer Tuñón C./opinion@epasa.com/
....algo que, sin tapujos, va penetrando las hendiduras mentales de esta generación, cuya música parece estar siendo interpretada como la dura realidad, pero aún desconocida por los padres de estas criaturas.
Recientemente, hablaba con dos muchachos y ellos me mostraban contentos cuál era el sonido de la calle en estos días.
El sonido era grave, muy grave, con una secuencia sonora agresiva, sucia, rítmica, que como grito de guerra, inspiró a los chicos a cantar de memoria: “…Solo pienso en mi primero… Tirando billetes adentro del putero, pa’l carajo el amor verdadero, yo solo pienso en hacer dinero…”
Con ese sentido de venta de un buen producto, me contaban que se trataba de algo que conocen como “Trap”, una revolución de sonidos callejeros que dicen ser el reflejo de lo que realmente sucede en las calles, donde no hay papá ni mamá.
Para ellos, el plato fuerte era el Trap Latino; un espacio de libertad en medio de la opresión de sentirse marginal y sin posibilidades de triunfar por el camino difícil de la vida.
Señores, estamos lidiando con entornos culturales que pareciera que los padres y abuelos ignoran o les incomoda, al punto del rechazo total, pero que en el submundo de lo popular, toma fuerza. En los “parkeos”, en las discos improvisadas, en las cantinas de los barrios periféricos y en los smartphones de niños, adolescentes y adultos, los chicos se enamoran con las “cuatro babys”.
Se trata de un subgénero de la música urbana que se influencia por los elementos propios del sur estadounidense de los años noventa. En su versión latinoamericana, pareciera sentirse más aberrante porque allí se entiende lo que se sale de la boca de una generación que prefiere las cosas a estilo “frentiao”
Musicalmente hablando, se trata de una generación de “bits” y pistas de sintetizador con “hi hats” dobles o triples que se adornan con toques sinfónicos en cadena y una dinámica oscura, triste y sentimentalmente sombría. De su génesis sonora, el Trap House o Trapathon, usa elementos de la electrónica suave con reguetón, y parece estar más cerca de lo conocido como “moombathon”.
Igual, me dicen algunos conocedores, una cosa es la música, otra es la letra y sus intenciones. Es que el “Trap” como término en su origen, era conocido como el sitio en donde se vende drogas o como el acto mismo de venta de estupefacientes. De acuerdo con el estereotipo que tenemos de los barrios duros: ¿qué esperarían escuchar?
Ahora, denominarlo como nihilismo puro pareciera ser demasiada filosofía frente a algo que, sin tapujos, va penetrando las hendiduras mentales de esta generación, cuya música parece estar siendo interpretada como la dura realidad, pero aún desconocida por los padres de estas criaturas.
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