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Canadá y su riqueza natural
Antonio Morán - Publicado:
Siempre que viajamos a un hermano país como Canadá, vigorizamos nuestro espíritu y renovamos nuevas experiencias socioeconómicas, políticas, culturales y educativas, las que nos ayudan a valorar e interpretar los múltiples fenómenos sociales de la vida, desde otro punto de vista.Sin duda que constituye para nosotros un privilegio conocer otros ambientes a los que no estamos acostumbrados en nuestro país de origen, por estar familiarizados de manera tradicional con un clima tropical y cálido por excelencia.Para atender asuntos familiares de fuerza, mayor estuvimos por dos meses en Canadá y en esta ocasión, en la ciudad de Surrey, localizada muy cerca de la reconocida ciudad de Vancouver y Victoria, esta última capital de la provincia de British Columbia situada al norte de Canadá.En esta oportunidad recorrimos el noroeste de Vancouver, el Cañón Lynn, situado en medio de una exuberante vegetación donde sobresalen, principalmente, gigantescos y frondosos árboles de pino que se pierden de nuestra vista por su altura.El área que conduce al Cañón Lynn rodea el lago formando como consecuencia de las corrientes de agua cristalinas que corren y se precipitan, producto de los saltos de agua entre picos, laderas y peñascos que llenan las expectativas de los visitantes al admirar esta fuente inagotable de turismo.Por eso es visible la alegría que se refleja en los rostros de las numerosas personas que a diario circulan por el Cañón Lynn al disfrutar de este paisaje natural dotado de un ambiente diferente, adecuado para la eliminación de las tensiones y preocupaciones provocadas por el trabajo y las dificultades de la metrópoli, así como por los quehaceres propios de la vida en familia.La madre naturaleza ha dotado a Canadá de un clima propio para la explotación de la madera, siendo ésta una de sus principales riquezas naturales, la que ha sido aprovechada por los canadienses de manera sostenible para el desarrollo social de su pueblo, mediante un proceso de reforestación adecuada.En esta área del Cañón podemos observar en toda su dimensión la organización y planificación promovida por sus nacionales para el desarrollo, especialmente, del turismo.Ciertamente que durante el recorrido por el Cañón, a pesar de lo empinado de las escalinatas, bien conformadas con madera de larga duración, se realiza un ejercicio recreativo, reconfortante para la salud y se disfruta de un ambiente acogedor adecuado para el esparcimiento espiritual al que estamos muy pocas veces acostumbrados.Se ha convertido esta área, por eso, en sitio propicio para el gozo y bienestar de las buenas relaciones entre familia.Cuando transitábamos por el Cañón recordábamos a Panamá, sentíamos que sitios importantes como el balneario Las Mendozas, la Angostura de Penonomé y tantos otros que son maravillas naturales en el interior de nuestro país, pudieran ser convertidos y habilitados adecuadamente para la sana recreación social y así constituirse en focos de atención para la explotación del turismo y por ende, en parques recreativos para la profundización de las buenas relaciones familiares, cuya deficiencia es notoria en nuestro país, según las estadísticas que afloran en los medios de comunicación social a diario.En ese sentido, pensamos que mientras no comencemos una campaña seria tendiente al aprovechamiento eficaz de nuestros potenciales sitios turísticos, iniciando esta acción en forma simple y sencilla en coordinación con los municipios, las entidades cívicas y sociales y una tarea sostenible de sensibilización por parte del Estado, no estaremos contribuyendo a mejorar nuestro hábitat adecuado para la preservación ecológica de nuestra flora y fauna.El acondicionamiento de las áreas naturales de nuestro país en parques recreativos con fines ecoturísticos significaría a no dudar, crear una imagen de una nación en franca realización nacional.