Harvey Weinstein, productor de cinta de Roberto Durán, es un depredador sexual
El productor, uno de los nombres fundamentales del cine estadounidense de los últimos años, es despedido de su compañía en medio de informaciones de abusos a mujeres.
- Redacción / @PanamaAmerica
- - Actualizado: 11/10/2017 - 11:57 am
Sexo, Hollywood y Harvey Weinstein, el productor y distribuidor de cine más poderoso del mundo fuera de una major (un gran estudio de Hollywood). Hasta el presidente Donald Trump decidió dar su opinión el sábado sobre el escándalo: "Conozco a Harvey Weinstein desde hace mucho tiempo, no me sorprende para nada". Tenía sentido el ataque: durante décadas Weinstein ha sido uno de los grandes recaudadores de fondos para las campañas demócratas, ejerciendo de apoyo en el cine de los Clinton y de Barack Obama. Incluso Malia Obama, la hija mayor del expresidente, ha sido becaria en su empresa hasta finales del pasado verano. Varios senadores y congresistas han enviado las donaciones que les hizo el productor a ONG que luchan contra los abusos sexuales. Anoche, lo que quedaba del consejo de administración de The Weinstein Company, encabezado por su hermano Bob, anunció su despido. Ahora nadie parece saber nada de Harvey Weinstein, impulsor de la carrera de Quentin Tarantino y productor de películas como Shakespeare enamorado o The Artist, según El País.
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La tormenta estalló el jueves, cuando The New York Times publicó un amplio reportaje sobre la cara oculta de Weinstein como depredador sexual. Entre los detalles, que en al menos ocho ocasiones, desde mediados de los años noventa hasta 2015, el productor había llegado a acuerdos extrajudiciales con sus víctimas de acosos y abusos. A cambio de dinero callaron. Una secretaria, tres asistentes, actrices, modelos... Otras sí han tenido la valentía de dar el paso adelante. Ashley Judd contaba en el diario neoyorquino cómo durante el rodaje de El coleccionista de amantes Weinstein le citó para una reunión de trabajo en el hotel Península en Beverly Hills. Allí Judd se encontró al productor que, vestido solo con una bata, le propuso darle un masaje en el cuello o si quería observarle mientras se duchaba. Judd logró huir de la encerrona, no como algunas de las asistentes del cineasta. Entre quienes firmaron esos contratos de confidencialidad están la actriz Rose McGowan, que recibió 100.000 en dólares en 1997, o la modelo italiana Ambra Battilana, la última que le denunció, en 2015.
Tras la publicación de la historia, Weinstein remitió un comunicado en el que pedía perdón por su comportamiento, confesaba recibir terapia y aseguraba: “Estoy tratando de hacer las cosas mejor, pero sé que todavía me queda un largo recorrido". Finalmente, anunciaba que se retiraba temporalmente -desde anoche, de forma definitiva- de la copresidencia de su empresa The Weinstein Company, que a partir de ahora lidera en solitario su hermano Bob. Sin embargo, ese alejamiento del cine no ha silenciado la historia. En The New York Times, Judd decía: “Hasta ahora las víctimas habíamos hablado de esto entre nosotras, pero es hora de que lo hagamos público”. Muchos miembros de la industria del cine llevan desde el viernes recalcando: ¿cómo puede ser que algo que toda la industria conocía no haya salido a luz antes? ¿Ninguna víctima pensó que al callar estaban permitiendo que siguiera con sus abusos? La misma McGowan escribió en Twitter: "Mujeres de Hollywood, ¿dónde estáis? Vuestro silencio es ensordecedor". De las grandes estrellas de Hollywood, solo Jessica Chastain, Brie Larson, Lena Durham y el director Judd Apatow han entrado en el debate, apoyando a Judd y McGowan. Ha habido más apoyos de la clase media, de buenos intérpretes que no son de la lista A, como Mark Ruffalo, America Ferrara, Thomas Sadoski, Amber Tamblyn, Ellen Barkin o Seth Rogen. El resto, silencio.
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Lisa Bloom, una de las abogadas de Weinstein, especializada además en casos de acoso sexual, dijo en una declaración el jueves que su cliente "niega muchas de las acusaciones y las califica de claramente falsas". Y que se planteaban demandar al diario. El sábado, Bloom anunció por Twitter la renuncia de su puesto, sin dar más explicaciones. La noche anterior el consejo de administración de The Weinstein Company -formado por nueve miembros de los que dimitieron tres, otro se negó a firmar y Harvey no fue convocado- había criticado los primeros pasos de la estrategia de Bloom. La empresa anunció en ese momento (48 horas antes de despedirle) que apoyaba a Weinstein en su retirada temporal y abría una investigación interna sobre los hechos, porque entre las víctimas hay ejecutivas de la compañía, como Lauren O'Connor. Curiosamente, O'Connor ya elaboró un informe interno en 2015 sobre el acoso a ella y a otras compañeras, según El País.
Otra demostración de la presunta hipocresía de Weinstein, que dio carpetazo a la investigación a la vez que proseguía con su imagen de adalid de la causa feminista, produciendo un documental de O'Connor sobre abusos sexuales en campus universitarios, o sumándose este mismo año a las marchas de mujeres en enero en protesta por la investidura de Trump. A lo largo del fin de semana han aparecido más víctimas de abusos. Según ha contado en The Huffington Post, Lauren Sivan, una presentadora de noticias, fue obligada hace diez años por el productor a ver cómo se masturbaba en un restaurante. Liza Campbell, guionista y artista, describía en Sunday Times cómo hace 20 años el productor le invitó a bañarse con él, y que logró escaparse de la habitación del hotel Savoy, a la que le había convocado cuando le anunció que abandonaba de la empresa.
Estuvo detrás de la promoción para las estatuillas de Meryl Streep, Kate Winslet, Penélope Cruz, Jennifer Lawrence o Gwyneth Paltrow y fue el productor de la cinta "Hands of Stone", que se filmó hace unos años en nuestro país con Robert De Niro, Ana de Armas, Usher y Édgar Ramírez. La película contó al vida de la leyenda del boxeo Roberto "Manos de Piedra" Durán.
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