Bioetanol: se abre el debate en Panamá
Bioetanol: se abre el debate en Panamá
El debate sobre el bioetanol ha vuelto a ponerse sobre la mesa en Panamá, y lejos de verlo como una disputa entre detractores y defensores, deberíamos reconocerlo como lo que realmente es: una oportunidad histórica para repensar nuestro modelo de desarrollo.
Más de 60 países —entre ellos gigantes como Brasil y Estados Unidos— ya han incorporado el bioetanol en sus mezclas de combustibles. Esta incorporación se ha hecho de manera estratégica con el objetivo de diversificar sus fuentes de energía, reducir emisiones contaminantes y dinamizar sus economías locales. ¿Por qué Panamá no podría aspirar a lo mismo?
Un Programa Nacional de Biocombustibles, bien diseñado y ejecutado, podría convertirse en una palanca transformadora. Hablamos de más de 37 mil empleos directos e indirectos, de un impulso renovado al sector agrícola, y de ciudades con aire más limpio y saludable. En las provincias, este giro puede significar esperanza, progreso y dignidad para miles de familias.
La clave está en garantizar reglas claras, seguridad jurídica y consensos sólidos entre productores, gobierno y consumidores.
Panamá ya tuvo la conversación sobre el bioetanol hace más de una década, pero hoy el contexto es diferente: la crisis climática exige respuestas, la ciudadanía reclama energías limpias y el mundo mira hacia proyectos que combinen innovación con sostenibilidad. Esta vez se trata de una decisión estratégica que puede marcar el rumbo de nuestra economía verde.
El debate está abierto, y eso es saludable. ¿queremos un país que apueste por un futuro más limpio, justo y competitivo? Si la respuesta es sí, el bioetanol es una semilla lista para germinar en el suelo panameño.