Boston acabó con embrujo, sigue el problema del dopaje
Publicado 2004/12/31 00:00:00
- Ricardo Zúñiga
Las sobresalientes actuaciones de los jugadores latinos también marcaron la pauta en la pasada campaña.
LA TEMPORADA del béisbol de Grandes Ligas tuvo un final de cuento de hadas. Los Medias Rojas de Boston, la franquicia maldita por Babe Ruth, bailaron su primer campeonato en 86 años al compás de tres dominicanos y millones de leales seguidores.
El epílogo, sin embargo, parece haber sido sacado de un libro de horror: un escándalo de uso de esteroides que salpicó a Barry Bonds y su récord de jonrones, junto a algunas de las más grandes estrellas del deporte.
La noticia estalló a principios de diciembre cuando se filtró el testimonio de Jason Giambi a un jurado investigador, reconociendo haber usado esteroides anabólicos suministrados por el entrenador personal de Bonds y creados por una compañía de California.
Luego afloraron las declaraciones del propio Bonds, admitiendo haber usado dos sustancias descritas como esteroides, aunque el toletero de los Gigantes de San Francisco asegura que desconocía su contenido.
La noticia hizo olvidar a muchos que unas semanas atrás el triunfo de los Medias Rojas era el tema de conversación obligado entre los aficionados del béisbol.
Boston, incapaz de sacudirse de la sombra del "Bambino"" Ruth y su historial de fracasos, parecía encaminado a otro humillante invierno después de verse abajo 0-3 en la serie de campeonato de la Liga Americana frente a sus acérrrimos rivales, los Yanquis de Nueva York.
Entonces comenzó la magia. Cargados por el milagroso madero del dominicano David Ortiz, quien decidió dos partidos con sus poderosos batazos, los Medias Rojas ganaron un juego tras otro hasta sacar de carrera a los Yanquis.
Ortiz fue nombrado jugador más valioso de la serie de la Liga Americana.
En la Serie Mundial fue el bate de otro dominicano, Manny Ramírez, el que tronó frente a los Cardenales de San Luis que, a pesar de haber sido el mejor equipo en las mayores durante la temporada regular, no pudieron frenar el empuje de los inspirados Medias Rojas y cayeron barridos en cuatro desafíos.
Ramírez fue el jugador más valioso de la Serie Mundial y su compatriota Pedro Martínez.
En general, el 2004 fue otro año de ensueño para los dominicanos y el resto de los latinoamericanos en el béisbol.
El dominicano Vladimir Guerrero, en su debut con los Angelinos de Anaheim, fue seleccionado jugador más valioso de la Liga Americana por un abultado margen. Bonds, con otra sensacional temporada, recibió el galardón en la Liga Nacional.
Por su parte, el venezolano Johan Santana estuvo intratable en la segunda mitad de la campaña y cargó con el premio Cy Young de la Liga Americana de forma unánime.
Roger Clemens, quien se mudó a la Liga Nacional por primera vez en su ilustre carrera, se llevó su séptimo Cy Young con los Astros de Houston.
El campocorto de Oakland, Bobby Crosby y el jardinero de Pittsburgh, Jason Bay, fueron los novatos del año de la Americana y Nacional, respectivamente.
Bobby Cox (Atlanta) el director del año de la Nacional y Buck Showalter (Texas) en la Americana.
El epílogo, sin embargo, parece haber sido sacado de un libro de horror: un escándalo de uso de esteroides que salpicó a Barry Bonds y su récord de jonrones, junto a algunas de las más grandes estrellas del deporte.
La noticia estalló a principios de diciembre cuando se filtró el testimonio de Jason Giambi a un jurado investigador, reconociendo haber usado esteroides anabólicos suministrados por el entrenador personal de Bonds y creados por una compañía de California.
Luego afloraron las declaraciones del propio Bonds, admitiendo haber usado dos sustancias descritas como esteroides, aunque el toletero de los Gigantes de San Francisco asegura que desconocía su contenido.
La noticia hizo olvidar a muchos que unas semanas atrás el triunfo de los Medias Rojas era el tema de conversación obligado entre los aficionados del béisbol.
Boston, incapaz de sacudirse de la sombra del "Bambino"" Ruth y su historial de fracasos, parecía encaminado a otro humillante invierno después de verse abajo 0-3 en la serie de campeonato de la Liga Americana frente a sus acérrrimos rivales, los Yanquis de Nueva York.
Entonces comenzó la magia. Cargados por el milagroso madero del dominicano David Ortiz, quien decidió dos partidos con sus poderosos batazos, los Medias Rojas ganaron un juego tras otro hasta sacar de carrera a los Yanquis.
Ortiz fue nombrado jugador más valioso de la serie de la Liga Americana.
En la Serie Mundial fue el bate de otro dominicano, Manny Ramírez, el que tronó frente a los Cardenales de San Luis que, a pesar de haber sido el mejor equipo en las mayores durante la temporada regular, no pudieron frenar el empuje de los inspirados Medias Rojas y cayeron barridos en cuatro desafíos.
Ramírez fue el jugador más valioso de la Serie Mundial y su compatriota Pedro Martínez.
En general, el 2004 fue otro año de ensueño para los dominicanos y el resto de los latinoamericanos en el béisbol.
El dominicano Vladimir Guerrero, en su debut con los Angelinos de Anaheim, fue seleccionado jugador más valioso de la Liga Americana por un abultado margen. Bonds, con otra sensacional temporada, recibió el galardón en la Liga Nacional.
Por su parte, el venezolano Johan Santana estuvo intratable en la segunda mitad de la campaña y cargó con el premio Cy Young de la Liga Americana de forma unánime.
Roger Clemens, quien se mudó a la Liga Nacional por primera vez en su ilustre carrera, se llevó su séptimo Cy Young con los Astros de Houston.
El campocorto de Oakland, Bobby Crosby y el jardinero de Pittsburgh, Jason Bay, fueron los novatos del año de la Americana y Nacional, respectivamente.
Bobby Cox (Atlanta) el director del año de la Nacional y Buck Showalter (Texas) en la Americana.
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