Bresset, campeona en Londres; Spitz, plata.
- EFE
La francesa Julie Bresset advirtió nuevos tiempos en la bicicleta de montaña femenina, y tras convertirse en campeona en Londres 2012, dejó en un segundo plano a las grandes leyendas de la especialidad.
La corredora de Saint-Brieuc, de 23 años, acaparó para sí todo el protagonismo en Hadleigh Farm de Essex. Entró primera en la meta, con un tiempo de 1.30:52. Spitz alcanzó la llegada un minuto y dos segundos después (1.31:54). La estadounidense Giorgia Gould fue bronce a un minuto y ocho segundos (1.32.00).
La número uno del ránking mundial, la canadiense Catherine Pendrell, fue la gran decepción de la prueba. Acabó novena, lejos de la lucha por el podio, con un tiempo de 1.34.28.
La colombiana Laura Valentina Abril, la única representante latinoamericana en la competición, se bajó de la bicicleta a los 5,2 kilómetros de recorrido. Al finalizar la primera vuelta al circuito. Después, dejó también la competición la noruega Gunn-Rita Dahle Flesjaa. Fueron los únicos abandonos.
Bresset no acusó la caída que sufrió hace dos días, en la sesión preparatoria, por la que necesitó siete puntos de sutura en un codo, para ofrecer una exhibición en Londres y dar a Francia su primer título olímpico femenino en bicicleta de montaña.
La bretona dominó desde el principio la prueba. Tuvo siempre la situación bajo control. Dejó en el camino las expectativas de grandes experimentadas. Doblegó a Spitz, de 41 años. Fue superior a la rusa Irina Kalientava, cuarta o a la suiza Esther Suisse, de 38, que terminó quinta.
Bresset fue líder desde el principio. Solo en el primer tramo, donde Spitz tuvo el mando, fue al margen de la cabeza. Después la carrera fue suya.
La francesa, Spitz y la estadounidense Gould impusieron un ritmo que resultó imposible para el resto. A los 14 kilómetros ya contaban con una ventaja de medio minuto sobre el siguiente grupo. Ya era claro que el podio era cosa de tres.
Sobre todo cuando la número uno de la clasificación mundial, la canadiense Catherine Pendrell, perdía fuelle en cada kilómetro. Mantuvo el tipo en la primera vuelta al circuito. Pero cedió posiciones en cada paso. Tercera, quinta y al final novena. Lejos de sus expectativas.
Bresset, por el contrario, asumió el mando de la carrera. La ventaja era más amplia cada vez. A su favor. Y las posiciones se definieron claramente ya al término de la cuarta vuelta, después de casi veinte kilómetros disputados.
La gala ya contaba con un minuto de renta respecto a Spitz, que empezó a valorar la posibilidad de amarrar la plata y dejar de lado la lucha por el oro que logró en Pekín 2008.
Gould era cada vez más una amenaza para la germana, a la que se veía justa de fuerzas. Kalienteva, cuarta, ya estaba demasiado lejos de la pelea.
Gould dio caza a Spitz pero pagó el esfuerzo. La experiencia de la alemana resultó fundamental. Mejoró en el tramo final e hizo un cambio de ritmo que volvió a dejar atrás a la estadounidense. Bresset ya tenía entonces el oro en la mano. Spitz, oro en Pekín y bronce en Atenas, añadió la plata a su cosecha. Gould acabó bronce.
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