Brindemos por el gran Cadel Evans
- Roberto Acuña
El australiano Cadel Evans (BMC) se coronó ayer en los Campos Elíseos de París como nuevo rey del Tour de Francia, al término de la vigésimo primera y última etapa disputada entre Créteil y la capital francesa, de 95 kilómetros, en la que el británico Mark Cavendish (HTC) logró su quinto triunfo y el “maillot” verde por puntos.
En el día de homenaje a Evans no podía faltar la lucha por la prestigiosa etapa parisina. Tampoco Cavendish, imparable con cinco triunfos de etapa, la vigésima en cuatro años, cifras que le acreditan como el mejor esprínter del mundo al ciclista de la Isla de Man, también “maillot” verde por puntos.
Mientras Cavendish levantaba los brazos por delante del noruego Boasson Hagen (Sky) y del alemán André Greipel (Omega), Cadel Evans se proclamaba vencedor absoluto. El hombre tranquilo, abrazado por todos sus compañeros, se sumergía en una sonrisa. Empezaba otra vida.
Evans cumplió a los 34 años el sueño de subir a lo más alto del podio en la carrera más importante del mundo. Un triunfo para la historia porque se trata del primer australiano y de todo el hemisferio sur en conseguirlo. Dos veces se quedó a las puertas, en 2007 y 2008, superado por Alberto Contador y Carlos Sastre. Pero al séptimo intento se consagró.
El ciclista “aussie”, en cuyo palmarés figuraba el título mundial de 2009, escuchó el himno de su país en versión cantada, esta vez sin errores, acompañado por dos hermanos, los Schleck, otro detalle sin precedentes en la historia. Andy otra vez segundo, y ya van tres subcampeonatos, con una diferencia final de 1.34, y Frank tercero, a 2.30. Un premio a la constancia del ciclista procedente de la bicicleta de montaña, donde destacó.
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