¡Exclusivo equipo olímpico!
- - Publicado: 19/8/2008 - 08:57 pm
El día de Xue Boyang, un estudiante de la carrera de español en la Universidad de Idiomas y Cultura de Beijing (BLCU), al que le gusta hacerse llamar Godofredo, comienza a las cinco de la mañana.
Diariamente un bus de la "Organización" lo espera en la puerta sur de su universidad para llevarlo a la Villa Olímpica, ubicada al noreste de esta ciudad, justo a un costado del "Nido de Pájaro" (Estadio Nacional), para realizar su trabajo en el Centro de Información. Allí acuden entrenadores y oficiales para reservar espacio en las áreas de entrenamiento o a solicitar los resultados de las competiciones.
Los voluntarios trabajan por turnos; en la mañana de 7 a 3 de la tarde y en las tardes de 3 a 11 de la noche. Godofredo prefiere el turno de la tarde porque le da oportunidad de dormir un poco más.
Su rostro cansado refleja el duro trabajo que realiza. Cada día, llega de vuelta a su dormitorio, que comparte con otros tres compañeros, hasta pasadas las cinco de la tarde, si entra en la mañana, o hasta después de media noche, si su turno inicia en la tarde. Sin embargo, él lo hace con orgullo, ya que conoce que fueron muchos quienes aspiraron a ser voluntarios y no tantos los favorecidos.
Del millón de chinos y extranjeros que aplicaron para el puesto, solamente a cien mil se les dio la oportunidad.
La mayoría de los elegidos son estudiantes universitarios que viven en Beijing o ciudades cercanas.
Del total de voluntarios solamente mil son extranjeros, esto representa únicamente el 1% del total.
Y es que para ser voluntario debía someterse a varias pruebas y entrevistas en un proceso de selección que duró varios meses y que realmente buscaba a los mejores. Se les evaluaba en materias como historia de China e historia olímpica. Además se les sometía a un examen de cien ítems para probar su dominio del mandarín y del segundo o tercer idioma.
Godofredo, nacido en Ningxia, ciudad ubicada al este de la conflictiva provincia de Xingjiang, al noroeste de China, disfruta de esta experiencia al máximo. A sus 19 años ya habla tres idiomas (inglés, español y chino) y ve en las Olimpiadas una oportunidad de "sacarle provecho a sus conocimientos y de ayudar a China a demostrarle al mundo que sí se puede", comenta animado.
Es el menor de una familia conformada por cuatro personas. Esta situación no es muy común en China, ya que en 1979 entró en vigor la "ley del único hijo", que prohíbe a los padres pertenecientes a la mayoría étnica Han, que constituye el 92 por ciento de la población, a tener más de un hijo.
Su familia también piensa que ser voluntario es un orgullo. "Mis padres me dicen que trabaje duro, que dé mi mejor esfuerzo", dice Godofredo sonriendo. Hace mucho que no los ve, pero eso no lo preocupa. Él sabe que colaborar con los Juegos Olímpicos es muy importante. "Es uno de los pocos eventos que hace que la gente se una, pese a las grandes diferencias que nos dividen", finaliza.
Para muchos chinos estos Juegos representan una gran oportunidad para que el mundo mire a China con otros ojos. Sin embargo, algunos de los más recientes acontecimientos, como una ceremonia de apertura amañada y las dudas que rondan al equipo femenino de gimnasia en cuanto a las edades de sus participantes, han mostrado un lado no muy agradable.
Será el tiempo el que diga si el gigante asiático es capaz de lavarse la cara.
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