La localía y las supuestas ventajas
- Juan Carlos Mas
- /
- /
Jugar como local en una eliminatoria mundialista es mucho más que un simple privilegio: es una ventaja que puede marcar la diferencia en el resultado. Contar con el respaldo de la afición en casa eleva la motivación de los jugadores y genera un ambiente que puede intimidar al equipo visitante, creando confianza en quienes defienden el terreno propio.
Tras disputarse las dos primeras fechas de estas eliminatorias, quedó claro que cada punto será peleado hasta el último segundo, sin importar los posibles favoritismos. Ganar en casa es vital para cualquier selección que sueñe con clasificar directo al Mundial, y por eso los próximos partidos se presentan todavía más difíciles, dada la igualdad de nivel mostrado por los 4 equipos del grupo A. Por eso, entrenadores y dirigentes harán hasta lo imposible para sacar alguna ventaja, aunque sea pequeña
En ese marco, los estrategas de El Salvador y Guatemala, rivales que Panamá debe visitar en su camino al Mundial 2026, lograron cambiar las sedes de sus partidos con diversos argumentos. La idea es jugar en estadios supuestamente más complicados para los visitantes, para nivelar alguna debilidad propia ante una selección panameña fuerte y experimentada.
El partido entre El Salvador y Panamá se jugará finalmente en el Estadio Cuscatlán de San Salvador, un recinto imponente confirmado por FIFA para este encuentro clave el viernes 10 de octubre. Originalmente, se había previsto en el Estadio Nacional Jorge "El Mágico" González, con capacidad para 30 mil espectadores, pero tras gestiones y un supuesto "pedido popular", la federación salvadoreña decidió mover la cancha al Cuscatlán.
Este estadio, el más grande de Centroamérica y el Caribe, puede albergar a casi 45 mil personas y ha sido escenario de muchos triunfos para El Salvador. La intención es clara: presionar a Panamá con una multitud entusiasta. El equipo local jamás ha perdido un partido eliminatorio contra Panamá en este colosal estadio, lo que añade más confianza a los salvadoreños.
Eso sí, la FIFA sancionó a El Salvador con una multa de 62.715 dólares y ordenó que se cerrara el 15% del aforo, justo detrás de las porterías. Así, el día del partido solo podrán entrar unas 38.000 personas, pero seguro esa multitud hará sentir su fuerza.
Por otro lado, el encuentro Guatemala vs Panamá, previsto para el 13 de noviembre, también cambiará de escenario. Se jugará en el Estadio El Trébol (Manuel Felipe Carrera), casa del club CSD Municipal, uno de los más importantes del país. Este estadio tiene césped natural, lo que favorece la calidad del juego y acerca más a la afición a la cancha, según entendidos locales. El cambio responde a que los locales no se sentían cómodos jugando en césped artificial, como era en el Estadio Cementos Progreso, pero detrás de esa justificación está la búsqueda de una ventaja extra.
Con estos movimientos, Thomas Christiansen tiene ahora más que nunca el reto de mantener a Panamá concentrado, sin dejarse presionar por factores externos. Su selección, con amplia experiencia internacional, debe demostrar en el campo que el fútbol es once contra once y que tienen lo necesario para clasificar directo al Mundial.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.