Cantus interruptus
De lo indio en la ‘Sinfonía india’ y de otros mundos
Con cada noche que sueñan, también mueren.
El mexicano Carlos Chávez (1899-1978), uno de los compositores más importantes de América Latina, compuso su "Sinfonía india" para orquesta sinfónica y una sección de percusión con instrumentos nativos: tambores yaquis, sonajeros de arcilla, raspador de metal, calabaza llena de agua, "tenabari" (collar de capullos de mariposa), "teponaztli" (cilindro de madera hueco con varios cortes), "grijutian" (collar de pezuñas de ciervo) y "tlapanhuehuetl" (bombo). Substituir estos instrumentos, que es lo que hace la mayoría de las orquestas, es quitarle parte de la esencia india a la obra. No es lo mismo tocar la parte del "teponaztli" con un xilófono, porque el instrumento original, con su afinación rústica y desequilibrada, le da el sabor indio que buscaba transmitir Chávez.
La esencia de la obra de Chávez hay que buscarla en la música indígena mexicana, es ahí donde el compositor depura su estética y deja volar su intelecto. Además del elemento de color instrumental, la "Sinfonía india" incluye melodías indígenas; escalas pentatónicas; texturas primitivas (melodías en los vientos acompañadas por un tambor); yuxtaposición de métricas y desplazamientos de sus acentos naturales.
El primer tema indio que aparece en la sinfonía es de los indios coras de la Sierra de Nayarit. Unos indios que se opusieron al catolicismo desde el principio y tras varios intentos fueron doblegados a la fuerza por los españoles. La religión impuesta dio como resultado una mezcolanza despreocupada de iconos autóctonos y cristianos. Los dioses coras eran naturales, obvios y hermosos: las estrellas, el agua, y, sobre todo, el sol. Las nubes para los coras son una metáfora del humo de la pipa que el Dios Sol se fuma al mediodía, sentado en su trono de oro. Para ellos, la vida no es sueño, como augura Segismundo en su famoso monólogo, pero la muerte sí lo es. Con cada noche que sueñan, también mueren, para volver a soñar y a morir. "Morir, dormir: dormir, tal vez soñar", dijo Hamlet.
Los tres temas restantes de la obra provienen del Estado de Sonora. Melodías yaquis y seris. Según el polémico (y polígamo) antropólogo peruano Carlos Castaneda, los indios yaquis (unos indios muy religiosos) veneran el peyote con su psicodelia y con sus monstruos, pero también a la Virgen del Camino.
En un mundo —otro mundo, quizás no este— más equitativo y menos sensiblero (menos corta venas), deberíamos conocer la "Sinfonía india" de Carlos Chávez de igual forma que conocemos "Bésame mucho" de Consuelo Velázquez o "Historia de un amor" de Carlos Eleta Almarán. A veces me da por pensar que las palabras —con la fuerza de sus imágenes—, nos han robado la capacidad de percepción del sonido, que es lo que verdaderamente importa en música. Si le quitamos el texto a lo que escuchamos, puede que nos asuste lo que queda y empecemos a ser más selectivos.
Repertorio
- Carlos Chávez "Sinfonía india"
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.